14

3 2 2
                                    

—Aun no entiendo que hago yo aquí— cuestiona mientras caminan con los regalos en la mano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aun no entiendo que hago yo aquí— cuestiona mientras caminan con los regalos en la mano.

—Los amigo se apoyan, ¿no?—repone Cheryl—, será rápido. Además ni siquiera yo sé por qué te he pedido que vengas.

Tocan el timbre y una mujer con cabello rubio asoma una gran sonrisa. Los invita a pasar y ellos dejan los regalos debajo del árbol. La mujer les ofrece un poco de chocolate con cardamomo y algunas galletas de nuez.

—Madre...

—Entonces, Cheryl, ¿ya cambiaste de trabajo?, has engordado un poco, querida cámbiate el color de ese cabello—inicia sin siquiera dejarla hablar—. ¿Son novios?, ¿vendrán para la cena?

—Sí, señora somos novios—contesta y Cheryl lo fulmina con la mirada— y en mi opinión, ella no debe de cambiar en nada.

—Pronto te aburrirás de ella, ni siquiera sé cómo es que son novios—masca la madre de Cheryl—, pero en fin, ¿vendrán para la cena?

—No, mamá— sonríe forzado—, no vendré, vendremos. Tengo muchas cosas en el trabajo...

Ríe sonoramente— dudo que esa cafetería tenga mucho trabajo.

—Decidimos pasar la navidad con mis padres— responde de manera castrosa.

Cheryl se encuentra sentada en las escaleras de la oficina postal y se siente aun mal. Y no por el hecho de escuchar los comentarios de su madre esa mañana, si no por haberle solicitado a Matthew acompañarla a dejar los obsequios.

A pesar de sentirse mal por Matthew y haberle agradecido por el apoyo y pedirle en todo el camino de regreso disculpas, su decisión respecto a no presentarse era lo mejor. No podía seguirse traicionando.

Lo que Matthew había dicho sobre el lugar tenía razón. Cheryl pasó por todas las cartas que le escribió a Santa, lo cual recordó que hacía a escondidas. Desde pequeña su madre la había criado sin la ilusión de un ser que entrega regalos, pero ella en el fondo sabía que si existía.

Ella solo quería una cosa en todas sus cartas:

"Ser feliz : ))".

Observa que Matthew sale de la puerta de los apartamentos y se para. ¿Podría ser él? Matthew trota hasta donde ella se encuentra y esperan un momento en silencio. Arwen aparece vestida con lo que se podía decir un traje de gala, por que todo era mucho más decorado.

Les pide que esperen en el loby, mientras todos los elfos empiezan a llegar. Matthew parece nervioso, pero retira esa idea, porque ella también lo está. De las escaleras aparece el barrigón con su gran barba blanca y también baja un chico de unos 16 años y la señora Claus.

—Buenas noches, el día de hoy anunciaremos al nuevo ayudante. Jo, jo, jo— inicia hablando Santa—, mi querida Cheryl, bienvenida a la familia.

Todos saltan de alegría y brindan con sus copas rebosadas de rompope. Santa pide que se callen.

—Como ya saben mi hijo, Matthew ya es parte de la familia...—Cheryl había dejado de escuchar, y logro conectar la letra de su apellido con la que buscaba en el archivero el día anterior, el condenado era un Claus.

—Lamento la pérdida de su hijo— menciona Cheryl.

—Nosotros no hemos perdido ningún hijo— repone la señora Claus confundida. Cheryl pide disculpas y continúa la conversación.

Cheryl está afuera del edificio y siente una mezcla de emociones. A pesar de la metida de pata que tuvo con la señora Claus, siguió intentando disfrutar de la noche.

—No, Matthew. Sabes, estoy molesta— lo reprende cuando el otro trata de explicar la situación—, desde un principio tenías todo asegurado, ni siquiera sé por qué competías contra mí, si claro eres un Claus.

—Yo solo quería quedar bien con papá, ¿sabes? Solo deseaba saber que era lo que él siempre quiso de niño para hacerlo feliz y quedarme con su puesto, mi padre me hecho del polo norte, por siempre ser un idiota.

—Y vaya que lo eres—replica Cheryl.

—Pero ese no es el punto—repone extendiendo sus brazos—, mientras tú estabas archivando las cartas, leí tu archivo, Cheryl, y...

—¿Cómo? ¿Leíste mi archivo?

—Si—alarga la palabra—, y caí en cuenta de que en verdad soy un idiota y que...

—¡Oh, claro, soy una idiota!—sube el tono de su voz—, ahora sientes lastima por mí y es por ello que aceptaste ir a mi casi sin reprochar. ¿Cómo se te ocurre leer algo tan privado sin mi autorización?

—Yo en verdad lo siento, Cher. Ni siquiera sé por qué lo hice, estoy realmente arrepentido.

—¿Sabes por qué?, porque eres un idiota, Matthew— Cheryl camina hasta su auto.

—Y gracias a ti, ahora sé que es lo que quiero hacer. Ya ni siquiera quiero ser Santa—le habla a través del vidrio.

Y eso no fue suficiente para detener el enojo de Cheryl.



Here we go con las aclaraciones de nuevo:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Here we go con las aclaraciones de nuevo:

Ya ni sé el motivo por el cual las hago jaja, en fin, aquí vamos:

Cheryl se volvió loca al escuchar que había leído su archivo, pero ¿por qué?, Cheryl utiliza las cartas para Santa como un medio de desahogo, en el cual concluía de la misma manera, pidiendo ser feliz. Ella sabía que el que podría arreglar algo roto era él.

Por cierto, Cheryl llevaba alrededor de cuatro años sin escribirle a Santa, debido a la muerte de su abuela, el cual Santa no puede evitar ni revertir (por qué pues santa no es doctor, ni Dios jeje). Y a pesar de ello su libro se encontraba siempre abierto por que todos en la oficina mantenía la esperanza de que ella volviera a escribir.

Cosa que hace antes de que inicie la historia y por la cual el señor Donald sabe que ella está lista para encontrar las respuestas y aparece la vacante.

Aclaremos algunas cosillas extras sobre Matthew, pues él es el chico de la chaqueta azul, el nuevo vecino y el que buscaba la vacante, pero sobre todo era un Claus, por ello utilizaba un poco de la magia que le quedaba para realizarse ligeros cambios en el rostro, para no ser reconocido con facilidad (razón por la que en la oficina no le dan mucha importancia) y Cheryl lo comienza a reconocer porque ya no le quedaba más de la misma, por lo cual muestra su verdadero rostro, eliminando de la memoria de todos el rostro que tenía con el uso de la misma.

¿Sabías que la única que tenía el don para ver a los recolectores de cartas era Cheryl? , pero gracias a que Matthew es un Claus, él puede reconocerlos por medio de su olfato y es por ello que no sabe con exactitud porque Cheryl corre detrás de prácticamente nada hasta poder percibir bien el olor de la máscara de esta clase de elfos. 

Dos turnos doblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora