Creyendo que trabajar en la cafetería es lo más divertido que hay en la vida, Cheryl esconde su deseo. Perdida desde el momento en que su abuela murió, ella lo único que pide a gritos es conseguir trabajos extras para evitar las dos peores cosas: pe...
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—Oye, Cher— le llama la atención Louis, sonriéndole al cliente que está en la caja—, Cheeeeer.
Cheryl voltea y luego reacciona, estaba rebalsándose la taza que de café que se encontraba sirviendo. Louis hace un gesto y ella repone con un «lo siento». Lo que observaba por el ventanal era la chaqueta azul que estaba en la cafetería hace un par de noches.
—Un expresso, para llevar— anuncia Louis mientras cobra.
Cheryl entrega la orden y siente que va a perder la cabeza cuando mira hacia arriba y observa que es Matthew—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Eh, vine por mi café—agita el vaso recién entregado.
—¿Siempre vienes por café?
—El mismo.
Y antes de que Cheryl pudiera seguirle preguntando, Louis le anuncia la nueva orden, con lo cual Matthew sale. Y no por la puerta que piensas, sino por la puerta principal, la misma por donde ingreso. Cheryl no pudo quedar más que confundida y al final creyó estar exagerando, mucho.
—Al parecer ayer por la noche atacaron a uno de nuestros empleados— inicia Arwen mientras se acomoda los lentes—. Ustedes saben que este lugar y todos los que trabajan aquí son demasiado importantes para el Señor Claus...
—Lo de ayer fue un mal entendido— interrumpe Cheryl, mientras Matthew solo asiente—, pensé que estaban robándose las cartas, y yo, yo solo no quería que perdiéramos las cartas...y...y
—Y nada señorita Cheryl, de alguna forma u otra les tocaría en su momento hacer trabajo de campo— sonríe forzosamente—, no era tan pronto como ustedes creen, pero ahora con lo ocurrido, no tenemos de otra.
»A la derecha en la última puerta encontraran lo que necesitan colocarse para la tarea de hoy. Tienen hmm, treinta minutos para recolectar todas las cartas que puedan, el que traiga más cartas pues ganará más ventaja. En esta área hay alrededor de 12 puntos donde encontraran buzones. El tiempo corre ya.
Matthew y Cheryl salen corriendo en busca de lo que hay en esa sala y efectivamente, eran un par de regalos, se apresuran a romper las envolturas, sorpresa, están llenas de esa terrible e indestructible cinta por todos lados. Son un par de tenis y un bolso que reconocieron del día anterior. Salen lo más rápido posible del edificio mientas Cheryl se ata en una coleta el cabello.
Y los dos corren en direcciones opuestas. Después de encontrar el primer buzón, Cheryl se detiene un momento, ¿cómo es que sabría en donde esta cada buzón?, respiro profundo y siguió corriendo, era como si tuviera un pequeño mapa interno y supiera en donde quedaba cada uno de los buzones.
Cheryl sentía mini infartos cuando observaba que Matthew ya había tomado el buzón por el cual ella iba. El único buzón que faltaba era el ubicado en la cafetería. Realizaron un pequeño desastre en el momento que los dos cayeron sobre el buzón y las cartas se distribuyeron por la acera. Cheryl se pone sobre sus rodillas he inicia a recoger todo lo que puede, Matthew lucha por guardar todas las que tiene debajo de su cuerpo.
Cheryl levanta la mirada, viendo todo a su alrededor, la calle está llena de personas y pasaban a la par y rozándola a ella, sin siquiera percatarse de la existencia de la misma. Era como ser un fantasma.
— ¿Ahora si crees que es la Oficina Postal del Polo Norte?— Matthew le tiende la mano para terminar de recoger algunas cartas que quedan.
Los dos observan el reloj de la alcaldía y corren como si toda su vida dependiera de ello. Y al llegar justo cuando sonó la campana, todos los elfos aguardaban para realizar el conteo. Y no fue sorpresa cuando los dos obtuvieron la misma cantidad de cartas.
— ¿Otra vez está el estacionamiento ocupado?—pregunto Matthew antes de despedirse.
—Sí, aún no he logrado hablar con el idiota del auto— se despide Cheryl, mientras saca el manojo de llaves de su bolsillo.