012 •| Resentido.

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–¡GUSTABO!– La voz del intendente que recién llegaba a aquella escena hacia confundirse a más de uno, y más aún por el semblante preocupado con el que había sonado.

–¡Oh! Superintendente, sea bienvenido a mi hermoso show de sangre. ¿Esto?– Preguntó el rubio que ahora estaba a la vista puesto que no poseía su pasamontañas negro en ese momento, ya le importaba una mierda que supieran su identidad. Le daba igual que Horacio lo estuviese viendo con decepción y tristeza, le daba lo mismo la mirada indiferente de Volkov y aunque no lo admitiría le importaba un poco, tan solo un poquito la mirada de angustia que tenía Greco. –¿Por qué coño se preocupa por esto? El daño físico que tengo no sé compara con lo roto que estoy por dentro. No le importó hacerme mierda y humillarme delante de todos, pues bien. A mi no me importó tener que matar a el hijo de puta de Claudio.– Gruñó herido nuestro ojiazul, sentido por todo lo que había pasado, aquel payaso escupía veneno para que Gustabo no tomase el control y dejara caer lágrimas de debilidad ahí mismo.

–¿Para esto estuviste en el CNP? ¿Para traicionarles? ¿Por fin se cayó la careta y ahora te muestras como eres, idiota?– Una carcajada rota y destrozada llegó a los oídos de Jack, haciéndole sentir una punzada en su pecho por ver a quién era su pareja de esa manera pero, Conway era un idiota que pensaba que solo hiriendolo podría salvarse de ese infierno mental.

–¿¡Y a ti que carajos te importa si fue así!? ¡Tu igual nos abandonaste! ¡Deja tus putos juegos y lárgate si no quieres que mi familia y yo te hagamos un colador andante!– Su mano izquierda, apretó su hombro con dolor mientras tomaba el subfusil que se manipulaba con una sola mano en su mano derecha, apuntándole al que alguna vez amó con decisión.

–¡Gustabo! ¿Qué haces? Tu no eres así... Tu no eres esto.– Horacio recriminó a su hermano.

–¿Entonces qué soy? Ni siquiera yo se cómo soy.– Se defendió a si mismo.

–Estoy decepcionado de ti Gus.– El de cresta lo miro fijamente.

–Mal por ti.– Hablo luciendo indiferente aunque por dentro tanto Pogo como Gustabo estaban heridos, los dos lo consideraban su hermano y que le tratará así sin ponerse a pensar en sus motivos, en las razones que tenía para hacer lo que estaba haciendo les dolía, eso sí, que lo demostrarán era otra cosa que no estaba en sus planes.

–Wilson, camina hacia atlas, Falete y Tonet halán fuego a cobeltula y nos pilamos de aquí.– Chino hablo por radio mientras Gustabo con sus dedos hacia un gesto que indicaba un "afirmativo".

–El tema es...– Se apropió de las palabras de Armando. –Que me largo de aquí, hijos de puta. Adiós fósil viviente y crestitas. Mandenle saludos al calaveritas en el más allá, cuando se encuentren en el infierno.– Las ráfagas de disparos volaban por aquí y por allá, impactando contra cemento, madera, láminas de metal y muchísimos otros materiales de construcción, creando un caos en aquella fábrica.

Evo saco una bomba de humo del cinturón que portaba el uniforme de la mafia, Emilio imitó su acción y se miraron fijamente, asintiendo ante lo que iban a hacer. Los dos quitaron el seguro de aquella granada y fue ahí donde las lanzaron cruzadas, Diablo hacia donde estaba Manolo y Evo hacia donde estaba Emilio, cubriendo todo el campo de visión e impidiendo al CNP ver como huían en sus camionetas sport negras.

–¡YO LE QUIEROOO DARRRRRR EN 4K!– Todos al unísono cantaron en radio mientras conducían entre alegría, felicidad, diversión y emoción. Se sentían orgullosos de haber herido al comisario Volkov en un brazo, a Conway en el hombro y a Horacio en un costado -siendo Pogo precavido a la hora de dispararle a quien en un pasado fue su compañero de vida para no afectar ningún órgano.– y aun encima haber acabado con los mamahuevos que eran la Notte Rossa.

Are we crazy? I Intenabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora