Alma De Dragón 🐉《ʏᴏᴏɴᴍɪɴ》 《ᴋᴏᴏᴋᴠ》

🐉ଟ

La puerta de madera de teca se abrió y Jimin estuvo agradecido de que Yoongi le estuviera sosteniendo por el brazo, de otro modo se hubiera ido hacia atrás.

La habitación donde iban a dormir era algo que jamás había visto en toda su vida, se encontraba en la parte subterránea de la montaña, debajo del templo del alfa.
Habían tenido que descender por unas largas escaleras alumbradas con faroles incrustados en las paredes hasta dar con una alta e imponente puerta que cuando fue abierta mostró una habitación que a simple vista era más del doble de largo y ancho de lo que una habitación normal debía ser, incluso el techo se elevaba a mayor altura de lo común.

No era solo el impresionante tamaño del lugar o su ubicación aquello que le causaba sorpresa y asombro, era todo lo que se albergaba dentro lo que mantenía sus ojos yendo de un lado a otro.

A simple vista se podía apreciar: cinco enormes candelabros llenos de piedras preciosas -uno en cada esquina de la habitación y el quinto al centro- que colgaban majestuosos desde lo alto del techo, las velas que cada uno poseía daban brillo a aquellas piedras tornasol creando un ambiente de brillo, elegancia e irrealidad alrededor, como si no fuese suficiente con los montones de cofres de madera de los que brotaban objetos de oro y plata, porque sí, por toda la habitación se encontraban cofres de distintos tamaños, abiertos y dispuestos a mostrarte las hermosas joyas y objetos de valor que había dentro de ellos, las dos mesas -de madera de cedro- que se veían entre los tesoros tenían rollos de telas finas, con bordados de hilos brillantes, lentejuelas y piedras incrustadas sobre ellas, también las acompañaban dos especies de enormes floreros de cristal transparente que contenían en su interior plumas de distintos colores y tamaños, exóticas y desconocidas a su parecer.

Miró hacia el fondo: Las cuatro paredes de la habitación poseían enormes imágenes, Jimin pensaba en las fotografías que había conocido en Jeolla, pero estas no lucían como eso, más bien, parecían dibujos demasiado realistas y bien hechos, de tamaños variados, pero grandes. A cada lado de la imagen más grande se encontraban dos... ¿Maniquís? No encontraba otra palabra para describir aquellas dos figuras: una de una mujer y otra de un varón, ambas de pie y desnudos al parecer, haciendo poses distintas. Si eran maniquís debían estar hechos de algún material más duro y elegante, además, el trazo era demasiado real, no solo en sus rostros, el cabello, la forma de las extremidades, todo estaba demasiado detallado, casi parecían humanos cubiertos de cal y pintura blanca posando.

-Vamos Jimin- Yoongi le tomó por la mano y le introdujo hacia la habitación.

En cuando sus dedos desnudos tocaron el piso se dio cuenta de que este no era de madera ni de caliza como el de la sala principal. El piso de esta habitación era suave, y acariciaba las plantas de sus pies con cuidado.

Mientras avanzaba observaba con mayor detalle las cosas a su paso, todas aquellas maravillas eran desconocidas para él, algunas ni siquiera sabía que eran, pero estaba seguro de que cada pequeña o grande cosa en esa habitación debía ser valiosa y costosa.

Yoongi se detuvo y él también lo hizo.

Colocó su mirada al frente para encontrar la cama más grande que había visto en su vida, estaba pegada a la pared del fondo al medio de esta, y estaba seguro de que debía ser unas cuatro o cinco veces más ancha que la cama en la que dormía en Busan. Dicha cama estaba cubierta por una seda esmeralda y adornada por cojines redondos y cuadrangulares bordados por hilos dorados y platas.

-¿Te gusta?-

Volteó a ver al mayor.

No sabía si gustar era la palabra, Jimin estaba sorprendido y embelesado, la habitación era como un enorme cofre lleno de más cofrecitos del tesoro, y aunque nunca había tenido oro ni piedras preciosas en sus manos, la vista era demasiado impresionante... Tanto que le abrumaba.