Todo comenzó cuando apenas tenía 10 años y esperaba con ilusión tu presencia en mi fiesta de cumpleaños. Pero el día transcurrió sin tu llegada, y el vacío que dejaste se convirtió en una herida en mi corazón infantil. Recuerdo con nitidez el torrente de lágrimas que derramé en los brazos reconfortantes del abuelo. Mientras me consolaba, cepillando con ternura mi cabello, sus palabras resonaron profundamente en mi alma: "Llorar no es suficiente para aliviar el peso de la tristeza o el dolor". Fue entonces cuando me reveló el poder sanador de la escritura. Con la ayuda del abuelo, comencé a plasmar mis sentimientos en cartas dirigidas a ti, buscando en cada palabra un bálsamo para mi angustiada alma. Esta práctica se convirtió en mi refugio, en mi forma de lidiar con las emociones abrumadoras que me embargaban. La escritura se convirtió en un faro en la oscuridad emocional, y las letras se transformaron en mi salvavidas en medio de este mar de emociones. Cada carta era un grito silencioso de esperanza, una plegaria para que comprendieras el profundo afecto que guardaba en mi corazón. Aún anhelo el día en que tenga el coraje suficiente para entregarte todas esas palabras que han sido testigos mudos de mi amor por ti. Todos los derechos reservados. Hermosa portada echa por LaraLynn18.