Las callosas manos del hombre masajeaban sus adoloridos músculos después de pasar su primera noche como una criatura oscura. A pesar del miedo que sintió por el probable rechazo que sentirían sus amigos y la única familia que le quedaba, ahora podía decir por fin que realmente estaba feliz con la vida que tenía. No le importaba lo que dijera la sociedad sobre su nueva condición, él sólo necesitaba la aceptación de quienes realmente le importaban. Y lo había conseguido, lo habían acogido con los brazos abiertos sin criticarlo. - Lo siento tanto Harry... - ¿Alfa? - Lo siento. Sin embargo parecía que aún faltaban ciertas cosas por aclarar.