Parece que los problemas de Stiles a la hora de diferenciar realidad con pesadillas ya han terminado. Ya no tiene extraños sueños donde se despierta en mitad del bosque, o incluso es incapaz de leer estando despierto. Pero entonces ocurre algo que le hace darse cuenta de que el problema aún no está resuelto. Solo que, en esta ocasión, no hay realmente un problema que resolver, porque no son pesadillas precisamente lo que tiene.