A los 20 años, Gabrielle Sokolov deja Rusia y a su familia adinerada por alejarse del típico protocolo, de la fortuna y de todos esos eventos a los que no quería asistir. Se embarca a una nueva aventura y termina en Miami, sin conocer nada ni nadie, sin hogar, sin rumbo alguno. Logra obtener el puesto de asistente del señor Riccardo Thorne quien es dueño de una trasatlántica, lo mismo que su padre pero jamás se imaginó que eran socios hasta en un futuro que se reencuentran. Gracias al señor Thorne, logra sacar su carrera universitaria en Mercadeo, como una chica humilde que busca una vida, sin saber quién es realmente. 3 años luego de que Gabrielle obtiene el puesto, Riccardo Thorne deja la empresa por jubilación y sería enfermedad, dejándosela a su hijo de 28 años Erick Thorne, quien jamás se esperaba que la asistente de su padre y ahora asistente de el, sea esa bella chica con aquellos ojos mieles que lo han enamorado aunque el no lo admita. Al principio es solo atracción y solo la quiere para un buen polvo, pero el carácter de la muchacha lo lleva a querer mucho más. Aunque sus enfados porque la rusa no es como todas las que el tiene, que caen fácil, hace que se las juegue todo por ella. Ambos entran en un nuevo mundo... El conoce lo que es el verdadero amor, algo más que un simple polvo. Ella conoce la perversion, el lado malo, el sexo más allá de lo básico. Ambos disfrutan lo que tiene, sin contratos ni ataduras, ella niega sentir algo por el y el se rehusa a admitir que la rusa lo ha enamorado. Ella estará atada a las sabanas de su jefe y el estará atado a la rusa que se robo su corazón, de por vida.