siete

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Por la mañana él la llevó a la escuela y ella se despidió algo dudosa.

-Llámame cuando llegues a casa.- le dijo. Ella asintió y bajó del auto.

La chica estuvo todo el día de clase en clase. Evitó el almuerzo para no tener problemas y amó la campana que indicaba el fin del horario escolar. Salió rápidamente de la escuela y fue a su instituto de danza. Se puso su ropa, sus zapatillas y practicó junto a los demás para la muestra de fin de mes.

Cerca de las ocho de la noche terminó y caminó hasta la casa. Tomó el teléfono y llamó a su papá para decirle que había llegado. Preparó la cena y se tiró en el sillón mientras lo esperaba. Había hecho sus tareas y ensayado sus movimientos. Se había bañado y vestido para dormir. Había limpiado un poco la casa y ordenado su placard. Las luces del auto se aproximaron cerca de las once de la noche. Ella se levantó y puso la mesa. Al escuchar la puerta del auto se apresuró a abrirle a su padre.

-Hola, mi amor. - dijo él besándole la frente y entrando cargado de papeles.

Ella sirvió la cena y ambos empezaron a comer.

-Pa.- dijo ella. - Dentro de dos semanas es mi muestra de danza.- él la miró.-¿Vas a ir?

-Claro.- dijo él.

-¿Claro cómo las otras veces o de verdad?

-Voy a ir, hija. - dijo él y ella volvió la vista a su plato.

No lo probó. Se retiró de la mesa y subió a su habitación diciendo que al dia siguiente lavaría los platos antes de salir.

Harry se quedó comiendo solo, en silencio, con la cabeza en mil cosas del trabajo. Al día siguiente tenía una cena importante y llevaría a Peny. Desde aquel día con los asiáticos solían llevarla a algunas cenas.

...

La chica bajó con un precioso vestido color crema con la falda suelta sobre sus rodillas. Sus bucles rubios le caían por la espalda y no llevaba nada de maquillaje. Subieron al auto sin intercambiar palabra alguna. Ella notó que él estaba nervioso, nervioso por su trabajo, siempre su trabajo.

Llegaron al lugar y ellos saludaron amablemente a los empresarios que la miraban mucho a ella. Sus tíos no habían ido, esto era cosa solo de Harry, era su negocio.

Todos tomaron sus lugares en la mesa. Las preguntas empezaron a hacerse. Ella dijo edad, nombre, gustos, si tenía novio, todo lo respondió y luego llegó la gran pregunta.

-¿Nos conviene firmar con tu papá?

-Si,- suspiró ella. - él está siempre metido en su trabajo. Trabaja día y noche, nada mas pasa por su mente. Si se trata de trabajo, nunca va a defraudarlos.

Todos sonrieron y cerraron el trato. Ella pidió disculpas y se retiró de la mesa. Harry frunció el ceño y se disculpó también.

-Si, - la escuchó decir al teléfono. - gracias. Te espero.

La chica caminó a la mesa pasando junto a su padre sin notarlo y se despidió de los empresarios. El ceño de Harry se frunció mas aún.

-¿A dónde vas?- preguntó tomándola del brazo.

-Me voy, Harry.- suspiró ella luego de llamarlo por su nombre el ceño de él se frunció todavía mas si es que eso era posible.

La chica se encaminó a la salida y se quedó mirando su teléfono.

-¿Qué te pasa?- preguntó serio.

-Nada.- dijo ella.- No me pasa nada. Anda, no vaya a ser que pierdas tu negocio por gastar algo de tiempo en tu hija.

PapiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora