Era demasiado temprano como para hacer visitas, así que se había limitado a mandarle un mensaje pidiéndole que bajara. Su corazón latió acelerado, estaba sorprendida. Él nunca antes había ido hasta su casa a buscarla. La idea de dar ese paso en su relación la alentó. Sin pensarlo dos veces corrió a la ducha teniendo ya en mente la ropa que usaría. Saúl estaba sentado, con las piernas a horcajadas sobre la moto, frente a su casa. Llevaba unos ajustados jeans negros que parecían mandados a hacer porque cubrían el largo de sus piernas; y una cazadora a juego que le daba aspecto de competidor de carreras de Harley. Su cabello rubio como una mazorca de maíz caía en rizos hasta sus cejas, intentando sin conseguirlo, nadar en aquel profundo azul de su mirada.
- Hola, desconocido bromeó Johana desde el balcón cuando estuvo lista.
- Hola, princesa respondió - ¿Bajas?
- No te muevas de dónde estás amenazó y desapareció detrás de las cortinas de su habitación.
- Hola de nuevo le sonrió cuando ella llegó a su lado y la besó en los labios.
- No sé porqué, pero esta sorpresa me preocupa dijo con aires detectivescos subiendo a la moto.
- ¿Por qué? preguntó mientras se marchaban.
- Usualmente, me buscas así para darme malas noticias afirmó Así que cuanto antes sepa de qué se trata, más pronto encontraré el tratamiento necesario para afrontar el dolor.
- Bueno - pensó durante unos segundos hasta que llegaron a la entrada del Big Ben La verdad es que sí tengo una mala noticia que darte.
- Lo sabía se molestó ella temiendo que se repitiera la historia.
- Hoy hace un año de que, por tonto, dejé escapar a la persona más perfecta del universo.
- ¿Ah sí? dudó ella confusa Y, ¿me traes aquí para decirme eso?
- Te traigo aquí porque me has dicho que amas este lugar contestó mientras saludaba a un amigo que los invitaba a pasar Hoy lo veremos por dentro.
- Me encanta la idea dijo nostálgica Pero si me traes aquí - intentó enjugar la lágrima que se posicionó en su pupila Para consolarme por algo Entonces no aceptaré el paseo dijo sin haberse percatado de que ya habían comenzado a subir la enorme escalera.
- Te he traído porque quiero compensarte por lo que perdí.
- Y yo se sintió aún más confusa - ¿Qué tengo que ver con lo que perdiste hace un año?
- Hace un año te perdí a ti explicó él abrazándola Por tonto te dejé escapar; tengo que compensarlo.
- Me habías asustado protestó Johana haciendo mentalmente algunos cálculos Hace un año fue cuando me dijiste que no podías vivir sabiendo que tu edad me retenía de ser joven. Ahora lo recuerdo. Realmente eres un idiota rió Yo nunca he creído que diez años de experiencia se puedan desperdiciar.
- Pero hace también un año, tú eras menor de edad; y yo un delincuente por enamorarme de ti.
- ¿Te enamoraste de mí? se sorprendió Johana.
- ¿Por qué crees que hui?
- Porque eres imbécil protestó Y yo pensando que no había sido lo suficientemente buena para ti.
- Siempre has sido perfecta. Pero yo fui un cobarde, lo reconozco, por eso dijo abriéndole una pequeña puerta que les permitía salir a un balcón desde donde se veía cómo avanzaban las manecillas de la cara norte de aquel reloj gigante que ella tanto amaba Haré lo que sea para demostrarte cuánto significas para mí.
Johana había olvidado por completo la conversación que tuvo con Alma; y aquel gesto la hizo sentirse tan segura, confiada y feliz de su decisión que transcurrió todo un día de aventuras románticas: almuerzo en un restaurante cerca del Parlamento, paseo por el Támesis, visita a varios museos, lectura de poesía en un teatro callejero y asistencia social a huérfanos. Fue un día perfecto.
- Te recojo esta noche a las 8:00pm anunció él cuando, cerca de las cinco de la tarde, ella se bajaba de la moto.
- Pero si hemos pasado el día juntos sonrió - ¿Tienes más sorpresas?
- Sí. Te llevaré a cenar.
- Me estás mal acostumbrando se burló.
- Te encantará el lugar la besó Nos vemos arrancó la moto y se perdió en el tráfico sin que ella pudiese decir más.