Amaneció lloviendo, era un día fresco, totalmente gris; y para ella, lleno de alegría. Esos días la inspiraban.
- Buenos días Johana entró la sirvienta en la habitación Ha dormido mucho hoy.
- Hoy puedo descansar sonrió Es un día perfecto.
- Pero si está lloviendo miró por la ventana En la tele han dicho que el clima se mantendrá así todo el día.
- Precisamente por eso le gritó desde la ducha Puedo relajarme escuchando el sonido del agua cayendo, ver como chorrean las dulces gotas por todas partes. Me encanta la lluvia porque es hermosa y libre.
- ¿Libre? dudó la sirvienta Pero si lo único que hace es caer en el suelo y luego evaporarse para volver a caer.
- Pero cae, disfruta el descenso, empapa a los desprevenidos, vuela en el viento y recorre el mundo en una nube. ¿Quieres algo mejor?
- No lo había mirado de esa manera.
- No te preocupes alentó Johana abriendo la puerta del baño envuelta en una toalla El problema es que ya no piensas como una niña.
- Hace mucho que no soy una niña.
- Eso no tiene nada que ver dijo de forma casi inentendible con el cepillo de dientes metido en la boca No es lo mismo ser una niña que pensar como una. Mi imaginación es como una gota de lluvia.
- ¿Libre? adivinó.
- Exacto sonrió metiéndose en un ajustado jean azul.
- Dice usted cada cosa.
- Digo lo que pienso afirmó abotonándose una preciosa camisa de satín azul brillante a juego con el jean Y eso me hace feliz. Los días grises son hermosos.
- Para usted. Yo siempre los he asociado a tragedias.
- Pues la única tragedia de hoy, es que tengo clases de francés y necesitaré utilizar mis nuevas botas rió encantada señalándolas mientras subía la cremallera de una de las dos Ah, y un impermeable para asistir sin mojarme mucho. También deberé usar un blazer, he escuchado que habrá frío durante todo el día.
- Y eso la perturba.
- Para nada. Me encanta el invierno y amo la lluvia. Tengo la excusa perfecta para sacar del armario las botas. No sabes lo sexy que me siento con ellas; y con todo el conjunto que llevo puesto.
- ¿Intenta impresionar a alguien?
- Sí y no. ¿Debería recogerme el cabello?
- No, se ve usted hermosa de esa manera.
- Gracias la besó eufórica en la mejilla y se marchó.
Ese día no era un buen día para caminar, así que cuando su padre se ofreció a llevarla, no se negó. Le envió un mensaje a Alma preguntando si necesitaba que la recogieran, pero su amiga no respondió. Como de costumbre, Johana llegó temprano a clases, así que no le sorprendió encontrarse solo con Alessandro.
- Hola le sonrió al llegar, casi sin creer que había podido hacerlo.
- Hola sonrió él también pidiéndole con un gesto que tomara asiento a su lado.
- ¿Qué haces? preguntó para entablar conversación mientras se sentaba.
- Estaba leyendo levantó la mirada para atenderla Pero ahora que estás aquí, la lectura puede esperar sonrió con aquella sonrisa que ella había tildado de cínica, pero también de perfecta.
- ¿Qué leías?
- Disfraces del Alma le brillaron los ojos Esto debe sonar patético, pero me siento identificado con ella.
- No me suena patético en absoluto. Suele sucederme lo mismo con muchos de los libros que leo. Nunca pensé que alguien llegaría a sentirse así con algo escrito por mí.
- Pensé que todos los escritores querían eso.
- Todavía no soy escritora.
- Todavía no eres una escritora famosa rectificó Pero sí eres una escritora, tienes mucho talento.
- Gracias sonrió un poco avergonzada Pero no quiero elogios, prefiero críticas constructivas que me ayuden a mejorar.
- No puedo criticar algo con lo que me identifico, pero puedo darte mi opinión.
- ¿Y cuál es tu opinión? indagó curiosa.
- No se puede escribir algo así sin haberlo sentido, al menos una vez.
- Todos tenemos sentimientos, hasta los asesinos seriales son capaces de enamorarse señaló Así que ellos también podrían escribir este tipo de cosas.
- Es cierto, sentimientos tenemos todos, pero talento para dibujarlo con letras, solo algunos afortunados como tú.
- Esa novela que lees, la escribí en honor a la historia de amor de una de mis mejores amigas reconoció Se la dediqué a ella esperando que no me odiara por contar parte de su vida.
- Si yo fuese ella me sentiría orgullosa de tener a alguien que me idealiza de esa forma; y que, además, comparte con el mundo una historia de amor que ella considera bonita. Y tú reparó en ella - ¿Tienes una historia de amor?
- Sigo esperándola sonrió melancólica Pero no la escribiré hasta que la encuentre.
- Puedes escribir la historia de tu espera.
- Si decido escribir la historia de mi vida - pensó durante unos segundos y se mantuvo callada.
- ¿Qué? se impacientó Termina la frase.
- Bueno sonrió disfrazando así su nostalgia Si algún día decido escribir la historia de mi vida hasta ahora, envejecería tecleando.
- Pero si solo tienes 18 años se sorprendió él.
- Ser joven no es sinónimo de haber vivido poco; y tampoco de no haber sufrido nunca.
- Wow. Tienes muchas sorpresas. ¿Puedes compartir? fisgoneó, pero antes de que ella pudiese responderle el profesor les pidió que entraran al aula y además de silencio, solo encontró una sonrisa, de esas que indican el alivio por haber sido salvados de un terrible final.
Alma no asistió a clases ese día. Johana pasó el turno entero preguntándose qué le habría sucedido, pero sin obtener más que el ya odiado Lo sentimos, no responde cada vez que intentaba localizarla por el móvil.
A la salida de clase, en la que no pudo concentrarse por la preocupación, Johana fue interceptada por Alessandro.
- ¿Estás bien? cuestionó viendo la consternación en su rostro.
- No respondió sorprendida porque su lengua se adelantó a sus pensamientos Quiero decir rectificó Estoy preocupada por Alma, ella no suele faltar a clases; y cada vez que marco a su móvil no obtengo respuesta.
- No te preocupes consoló Seguramente se le hizo tarde y decidió no venir - luego sonrió con picardía O se le presentó algo que hacer con su novio.
- Alma no tiene novio explicó Y aunque lo tuviera, nunca le permitiría alejarla de la escuela. Ella es impuntual, pero no irresponsable.
- Tú eres una de las amigas de no tener pelos en la lengua, ¿verdad?
- Lo que digo a sus espaldas es porque ya se lo dije en la cara se molestó al ver que intentaba tildarla de mala amiga Además, no he dicho nada incierto; y aunque no te lo parezca, la estoy defendiendo de tus comentarios machistas.
- ¿Machistas? dudó.
- Sí, machistas, por pensar que un hombre puede convencerla de saltarse las clases.
- Bromeaba intentó remediarlo él.
- Sería una broma, pero no deja de ser machista.
- Tú y yo siempre terminamos discutiendo protestó.
- No deberías meternos a los dos en la misma oración continuó peleando ella Puede que también las palabras se enreden a golpes.
- No te pongas así intentó arreglar las cosas Te acompaño a casa; y si por el camino no logro que me perdones
- ¿Qué? se impacientó viendo que ya, aunque de forma inconsciente, habían emprendido el viaje a su casa.
- Nada sonrió malicioso Me perdonarás aseveró.
- Tienes mucha confianza en ti mismo.
- Sí sonrió de una forma casi angelical y ella tuvo que reír junto a él - ¿Lo ves? Tú no lo sabes, pero ya me perdonaste. Me adoras.
- Sí lo sé sonrió ella como quién no tiene otro remedio Es culpa de tu sonrisa.
- ¿Por qué?
- Es demasiado hermosa como para privarme de ella diciendo esto lo besó en la mejilla y entró en casa, cerrándole la puerta en la cara; mientras él se quedó allí todavía unos segundos, algo embobado antes de partir.