Nueve

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Amaneció lloviendo, era un día fresco, totalmente gris; y para ella, lleno de alegría. Esos días la inspiraban.
- Buenos días Johana  entró la sirvienta en la habitación  Ha dormido mucho hoy.
- Hoy puedo descansar  sonrió  Es un día perfecto.
- Pero si está lloviendo  miró por la ventana  En la tele han dicho que el clima se mantendrá así todo el día.
- Precisamente por eso  le gritó desde la ducha  Puedo relajarme escuchando el sonido del agua cayendo, ver como chorrean las dulces gotas por todas partes. Me encanta la lluvia porque es hermosa y libre.
- ¿Libre?  dudó la sirvienta  Pero si lo único que hace es caer en el suelo y luego evaporarse para volver a caer.
- Pero cae, disfruta el descenso, empapa a los desprevenidos, vuela en el viento y recorre el mundo en una nube. ¿Quieres algo mejor?
- No lo había mirado de esa manera.
- No te preocupes  alentó Johana abriendo la puerta del baño envuelta en una toalla  El problema es que ya no piensas como una niña.
- Hace mucho que no soy una niña.
- Eso no tiene nada que ver  dijo de forma casi inentendible con el cepillo de dientes metido en la boca  No es lo mismo ser una niña que pensar como una. Mi imaginación es como una gota de lluvia.
- ¿Libre?  adivinó.
- Exacto  sonrió metiéndose en un ajustado jean azul.
- Dice usted cada cosa.
- Digo lo que pienso  afirmó abotonándose una preciosa camisa de satín azul brillante a juego con el jean  Y eso me hace feliz. Los días grises son hermosos.
- Para usted. Yo siempre los he asociado a tragedias.
- Pues la única tragedia de hoy, es que tengo clases de francés y necesitaré utilizar mis nuevas botas  rió encantada señalándolas mientras subía la cremallera de una de las dos  Ah, y un impermeable para asistir sin mojarme mucho. También deberé usar un blazer, he escuchado que habrá frío durante todo el día.
- Y eso la perturba.
- Para nada. Me encanta el invierno y amo la lluvia. Tengo la excusa perfecta para sacar del armario las botas. No sabes lo sexy que me siento con ellas; y con todo el conjunto que llevo puesto.
- ¿Intenta impresionar a alguien?
- Sí y no. ¿Debería recogerme el cabello?
- No, se ve usted hermosa de esa manera.
- Gracias  la besó eufórica en la mejilla y se marchó.
Ese día no era un buen día para caminar, así que cuando su padre se ofreció a llevarla, no se negó. Le envió un mensaje a Alma preguntando si necesitaba que la recogieran, pero su amiga no respondió. Como de costumbre, Johana llegó temprano a clases, así que no le sorprendió encontrarse solo con Alessandro.
- Hola  le sonrió al llegar, casi sin creer que había podido hacerlo.
- Hola  sonrió él también pidiéndole con un gesto que tomara asiento a su lado.
- ¿Qué haces?  preguntó para entablar conversación mientras se sentaba.
- Estaba leyendo  levantó la mirada para atenderla  Pero ahora que estás aquí, la lectura puede esperar  sonrió con aquella sonrisa que ella había tildado de cínica, pero también de perfecta.
- ¿Qué leías?
- Disfraces del Alma  le brillaron los ojos  Esto debe sonar patético, pero me siento identificado con ella.
- No me suena patético en absoluto. Suele sucederme lo mismo con muchos de los libros que leo. Nunca pensé que alguien llegaría a sentirse así con algo escrito por mí.
- Pensé que todos los escritores querían eso.
- Todavía no soy escritora.
- Todavía no eres una escritora famosa  rectificó  Pero sí eres una escritora, tienes mucho talento.
- Gracias  sonrió un poco avergonzada  Pero no quiero elogios, prefiero críticas constructivas que me ayuden a mejorar.
- No puedo criticar algo con lo que me identifico, pero puedo darte mi opinión.
- ¿Y cuál es tu opinión?  indagó curiosa.
- No se puede escribir algo así sin haberlo sentido, al menos una vez.
- Todos tenemos sentimientos, hasta los asesinos seriales son capaces de enamorarse  señaló  Así que ellos también podrían escribir este tipo de cosas.
- Es cierto, sentimientos tenemos todos, pero talento para dibujarlo con letras, solo algunos afortunados como tú.
- Esa novela que lees, la escribí en honor a la historia de amor de una de mis mejores amigas  reconoció  Se la dediqué a ella esperando que no me odiara por contar parte de su vida.
- Si yo fuese ella me sentiría orgullosa de tener a alguien que me idealiza de esa forma; y que, además, comparte con el mundo una historia de amor que ella considera bonita. Y tú  reparó en ella - ¿Tienes una historia de amor?
- Sigo esperándola  sonrió melancólica  Pero no la escribiré hasta que la encuentre.
- Puedes escribir la historia de tu espera.
- Si decido escribir la historia de mi vida - pensó durante unos segundos y se mantuvo callada.
- ¿Qué?  se impacientó  Termina la frase.
- Bueno  sonrió disfrazando así su nostalgia  Si algún día decido escribir la historia de mi vida hasta ahora, envejecería tecleando.
- Pero si solo tienes 18 años  se sorprendió él.
- Ser joven no es sinónimo de haber vivido poco; y tampoco de no haber sufrido nunca.
- Wow. Tienes muchas sorpresas. ¿Puedes compartir?  fisgoneó, pero antes de que ella pudiese responderle el profesor les pidió que entraran al aula y además de silencio, solo encontró una sonrisa, de esas que indican el alivio por haber sido salvados de un terrible final.
Alma no asistió a clases ese día. Johana pasó el turno entero preguntándose qué le habría sucedido, pero sin obtener más que el ya odiado Lo sentimos, no responde  cada vez que intentaba localizarla por el móvil.
A la salida de clase, en la que no pudo concentrarse por la preocupación, Johana fue interceptada por Alessandro.
- ¿Estás bien?  cuestionó viendo la consternación en su rostro.
- No  respondió sorprendida porque su lengua se adelantó a sus pensamientos  Quiero decir  rectificó  Estoy preocupada por Alma, ella no suele faltar a clases; y cada vez que marco a su móvil no obtengo respuesta.
- No te preocupes  consoló  Seguramente se le hizo tarde y decidió no venir - luego sonrió con picardía  O se le presentó algo que hacer con su novio.
- Alma no tiene novio  explicó  Y aunque lo tuviera, nunca le permitiría alejarla de la escuela. Ella es impuntual, pero no irresponsable.
- Tú eres una de las amigas de no tener pelos en la lengua, ¿verdad?
- Lo que digo a sus espaldas es porque ya se lo dije en la cara  se molestó al ver que intentaba tildarla de mala amiga  Además, no he dicho nada incierto; y aunque no te lo parezca, la estoy defendiendo de tus comentarios machistas.
- ¿Machistas?  dudó.
- Sí, machistas, por pensar que un hombre puede convencerla de saltarse las clases.
- Bromeaba  intentó remediarlo él.
- Sería una broma, pero no deja de ser machista.
- Tú y yo siempre terminamos discutiendo  protestó.
- No deberías meternos a los dos en la misma oración  continuó peleando ella  Puede que también las palabras se enreden a golpes.
- No te pongas así  intentó arreglar las cosas  Te acompaño a casa; y si por el camino no logro que me perdones
- ¿Qué?  se impacientó viendo que ya, aunque de forma inconsciente, habían emprendido el viaje a su casa.
- Nada  sonrió malicioso  Me perdonarás  aseveró.
- Tienes mucha confianza en ti mismo.
- Sí  sonrió de una forma casi angelical y ella tuvo que reír junto a él - ¿Lo ves? Tú no lo sabes, pero ya me perdonaste. Me adoras.
- Sí lo sé  sonrió ella como quién no tiene otro remedio  Es culpa de tu sonrisa.
- ¿Por qué?
- Es demasiado hermosa como para privarme de ella  diciendo esto lo besó en la mejilla y entró en casa, cerrándole la puerta en la cara; mientras él se quedó allí todavía unos segundos, algo embobado antes de partir.

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