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Bueno antes que nada quiero decir que este capítulo es muy morboso porque se vincula sangre y sexo, así que si les dan asco o cosa  no lo lean.

Faith lo vio moverse como un depredador, no estaba segura que haría pero sintió un cosquilleo en su vientre.

—¿Leo?

— Sangre virgen.— Dijo en un gruñido animal profundo.

Creo que es hora de llamar a la tía.

Faith intento moverse pero Leo rugió aún más fuerte y ella quedó paralizada. No sabía que hacer, era cierto que había deseado a Leo todo este tiempo, lo deseaba con locura pero nunca lo había visto tan... Salvaje, tan animal.

Él la miraba como su fuera un pedazo de carne apetitosa, quería devorarla y realmente sentía el olor de su excitación ¿Es así el poder de la sangre?

— Leo.— Dijo moviéndose un poco pero se quejó de la molestia de ahí abajo.

Leo miró con atención aquella mancha carmesí, realmente no estaba en sí mismo, se sentía tan primitivo, tan lujurioso que quería saborear ese líquido. El olor de su virginidad lo mataba.

Caminó lentamente hacia ella sin dejar de ver esa mancha grande, se lamió los labios de solo pensar como sabría en su boca.
Podía sentir la curiosidad de la hembra y la leve excitación que se estaba levantando en su cuerpo. Esa hembra era suya y hoy la marcaría.

Faith vio como el macho se aproximó sobre ella y la olió tan profundamente para luego rugir como un verdadero león, uno que marcaba su territorio y alejaba los intrusos de lo que era suyo.
Este no era el Leo que conocía, el macho que la había cuidado de pequeña, el que se preocupaba porque estuviera bien limpia, el que no la quería en la cocina porque tenía miedo que se lastimara, no era el macho que se preocupaba de rodearla con almohadones cada vez que se iban a dormir para evitar que se caiga de la cama y por supuesto que no era el macho que la había tomado sus brazos y había jurado protegerla  cuando su madre murió.

No.

Este era un verdadero macho león alfa, uno que quería reclamar a su compañera, uno que quería devorarla hasta el punto que todos supieran que había un macho en su vida. Este era un verdadero macho y le gustaba, la excitaba.

— Hembra, abre tus piernas.

La voz tan profunda y animal del macho la hizo temblar de ansiedad por lo inminente, la imagen casi primitiva de Leo prometía la mejor primera vez de la historia y con gusto aceptaría todo lo que Leo le diera. Después de todo: ella siempre fue suya, incluso antes de su concepción.

— Pero... Hay mucha sangre y...

— Quiero lamerla.

Su honesta declaración hizo que todo rastro de vergüenza y timidez desapareciera. Su macho le pedía que abriera las piernas para él, exigiendo lo que le pertenece.

Faith abrió las piernas lentamente exponiendo su sexo que sufría su primera menstruación. El olor que desprendió hizo que Leo gimiera y ronroneara de gusto.

Había sido una suerte que Faith se había ido a bañar sin embargo cuando se estaba secando, notó un retorcijón y luego cuando se secaba su zona íntima vio la sangre venir. Al comienzo fue poco por lo que no se preocupó, se fue a la habitación a vestirse pero en el momento en que se sentó en la cama para ponerse las bragas, la sangre comenzó a caer abundantemente, como si fuera una catarata y comenzó a sentirse mal. Su tía le había advertido que debido al hechizo tal vez su periodo estuviera descontrolado y vaya que descontrol, nunca espero ver tanta sangre y sentir tanta molestia.

1766:Faith 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora