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Tres días después.

Faith gruño molesta mientras Leo la bañaba, ella quería que Leo se metiera con ella al agua pero él solo la bañaba con una esponja.

— No dormirás sucia, cariño.

— Pero me lo haces muy fuerte.— Dijo gruñendo.

Y por un momento Leo mal pensó y una imagen sexual se le vino a la mente. Frustrado dejó la esponja y comenzó a enjuagar el cuerpo de su bebé.
Últimamente le era difícil contenerse con Faith pero eso no impedía que siguiera cuidándola, sin embargo su cuerpo de hembra lo volvía loco.

— ¿Por qué no te bañas conmigo?— Dijo Faith inocentemente y Leo casi cayó en la trampa.

— Faith.— Gruñó con advertencia y la chita hizo una mueca.

— Bien.— Dijo parándose y salió de la bañera para ir por una toalla.

Leo casi gimió al ver a su hembra desnuda frente a el, sus pechos bien formados parecían brillar en tentación para él. Leo dejó salir un gruñido y en cuanto menos lo pensó ya la tenía acorralada contra la pared fregando sus cuerpos y devorando su boca.

Debo dejar que tenga su primera menstruación primero y luego la haré mía.

Según se llegó al acuerdo, hasta que Faith no tenga su primer sangrado no sería considerada como una hembra por lo que Leo no podría tocarla sexualmente. Aunque Alpha quiso llevarla por ese tiempo a su casa, Faith se opuso a dejar a Leo solo y al final cosas se volvieron más difíciles para el Especie. Sin embargo la mente de Faith estaba cambiando rápidamente, ya no tenia el comportamiento de una niña sino que estaba madurando mentalmente y convirtiéndose en toda una hembra, lo único que faltaba era el sangrado para que Leo pueda reclamarla.

—¡Ah, Leo!— Ronroneó ella.

— Eres una tramposa, quieres seducirme sin importar las consecuencias.— Dijo mordiendo el cuello de la hembra.— En llegado momento te saciaré como tanto deseas pero por ahora, vas a ir a la cama ¿Entendido?

— Entendido, Leo.— Dijo la hembra con malicia y volvió a tomar la toalla pero no sé la puso sino que caminó desnuda y con la cola levantada haciendo que Leo ronronear en deseo.

Selene, ¿Por qué me torturas así?

Leo al sentir su erección crecer, se tomó una ducha fría sin pensar en la hermosa hembra que le esperaba en su cama y en las mil y una formas en la que se la quería follar.

Tardó bastante pero cuando al fin pudo irse a la habitación donde su hembra lo esperaba  ya metida dentro de las sábanas.

— Dime qué está vez si te pusiste el pijama.— Dijo Leo secándose frente de ella, Faith adoraba verlo desnudo.

— Pero me pica mucho, me gusta dormir desnuda.— Dijo con un puchero.

— Bebé, no me pongas más difícil las cosas.

— Esta bien Leo.— Dijo la hembra y comenzó a ponerse un camisón que Leo le compro en línea.— Cuando me hagas tuya no pienses que usaré ropa dentro de la casa.

Leo sonrió y se metió dentro de las sábanas con solo los calzoncillos y besó su frente.

— Cuando te haga mía, no te dejare acercarte a ninguna tela.— Dijo gruñendo.— Me gustará degustar tu crema a cada rato.

— Leo... ¿Por qué no me tocas ahora?— Dijo Faith sintiendo el calor que ese macho despertaba en ella.

— Sabes que no puedo, no tengo el control necesario para parar. Mí Faith, llegará un día en que nos pertenezcamos en cuerpo y alma, y ese día  será el comienzo de una nueva etapa.

Faith sonrió y se refugio en el pecho del gran león enredando su cola con la de él.

— ¿Que soy de ti?

Esa pregunta le sorprendió a Leo pero sabía que ya había llegado el momento de poner un estatus oficial a su relación.

— Mí hembra, mí compañera. Mí todo.— Dijo besando su cabeza haciéndola ronronear.— Antes de ti estaba solo, un fallo que no sabía cómo adaptarse a este nuevo mundo, no le importaba a nadie y sentía envidia de lo que Valiant o Tiger tienen... Pero entonces llegó una cachorra a mí brazos.— Ronronearon ambos al recordar ese momento.— Y mí vida estuvo por primera vez llena de felicidad. Mí Faith, te voy a cuidar hasta el día que deje de existir, nunca te faltará nada conmigo. Te daré todo lo que desees.

— Yo solo deseo... Tenerte siempre a mí lado, Leo.— Su cola acarició el abdomen del macho haciéndolo ronronear aún más.— Quiero... Cargar tus cachorros algún día, quiero irme de este mundo contigo.

— Aún tenemos mucho que vivir, aún tengo mucho que mimarte.— Comentó ronroneando y luego acarició con sus dedos callosos dedos el vientre de Faith.— Acá estarán mis cachorros.

Faith suspiró cuando Leo besó su vientre y luego la besó a ella con ternura y cariño. Esto de ser adulta y estar con el macho que ama le gustaba mucho. Tal vez no recordaba cuando se enamoró realmente de Leo pero sentía que lo amaba de toda la vida, como si en su primer segundo de vida ella ya sabía que estaba destinada al gran león.

— Vamos a dormir, cachorra. Mañana tienes que ir con tu tía Alpha para ayudarle con los preparativos del Yule.

— Ya no soy una cachorra, Leo.— Dijo molesta.

— Aún eres menor de edad.

— La edad es solo un número. Dime, cuando me miras ¿que ves? ¿Una cachorra o una hembra?

— Mmm cuando te veo... Solo veo al amor de mí vida.— Dijo mordiéndole levemente el cuello.

— Mmm eres un tramposo leo.— Dijo casi gimiendo.— Soy una hembra, soy tu hembra.

— Pero también eres mí cachorra, eres ambas cosas para mí.

Faith sonrió y me robó un beso a Leo a lo que él sonrió con malicia antes de besarla hasta dejarla sin aliento.

(*)

Al otro día, Leo volvía de una agotadora tarde con los animales de la Reserva. Últimamente estaban un tanto alborotados por la energía del Yule, la Navidad de los multihibridos que dura 12 días que para la mayoría de los humanos es el día 25 diciembre.

—¡¿Faith?! ¡Ya llegué cariño!

Leo sabía que su bebé estaba en casa, sentía ese delicioso aroma llamarlo instantáneamente.

—¡LEO!

Ese grito lo alarmó, parecía un grito de terror y entonces no lo pensó más y corrió hacia la habitación principal. Ni bien entró y vio a Faith en la cama sollozando, sin embargo eso no fue lo más sorprendente sino que el olor a sangre era tan fuerte que casi lo hizo arrodillarse y rugir como un verdadero león. Un hambre extraño se despertó dentro de él, uno insaciable.

— Leo.— Dijo Faith llorando.— ¡Sangre!

Faith le mostró los dedos con sangre que no venía de nada más ni nada menos que de su entre pierna. Entonces Leo supo a que se debía su hambre anormal.

Sangre virgen.

Con ese pensamiento Leo se dio cuenta que el día por fin había llegado, Faith estaba cerca de ser suya para siempre. Solo había una cosa que declarar y de lo más profundo de su ser, su voz se mezcló con un rugido salvaje advirtiéndole lo siguiente:

—Te haré MÍ hembra.

1766:Faith 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora