Hailey Miller
Sabía que él estaba detrás mío, pero de poder caminar más a rápido lo haría excepto que el vestido pesaba tanto y el velo ni se diga, me detuve justo cuando entre a la habitación y me gire para enfrentarlo, su respiración era agitada, supuse que fue porque corrió desde la otra punta del lugar.
Se veía tan guapo con su traje color negro, sus ojos brillaban mirándome, como siempre solía hacerlo.
-Hailey...-el empezó, pero se detuvo como si no supiera cómo continuar.
O más bien porque sabía cómo iba a continuar.
-Kaiden-puse una mano en mi pecho-Yo lo siento, lo siento tanto, pero no puedo hacerlo. Quiero creer que sí, pero es imposible que yo lo haga como si no sintiera que mi corazón se siente aprisionado. Solo siento que me falta el aire-desesperada empecé a buscar el cierre del vestido, al no encontrarlo mi frustración fue empeorando, el se dio cuenta y caminó rápidamente hasta mi ubicándose detrás.
-Espera-me pidió desesperado como si tuviera miedo de que mi reacción fuera a empeorar.
Kaiden luchó con los botones, los doce botones, al quitarlo, pero cuando lo hizo el alivio que sentí al despojarme de aquello fue indescriptible, pero como si fuéramos agua y aceite me aleje de el tapandome aun con el vestido que ya no parecía adherirse a mi piel, él me miró y vi una pizca de dolor en sus ojos, y se que en los míos se debía de estar reflejando lo mismo.
- ¿Por qué Hailey? -me pregunto cruzándose de brazos-Porque no te cabe en la cabeza que estoy haciendo esto porque es lo que quiero, porque es a ti a quien quiero.
Claro que lo sabía, esa era una de las razones principales de porque mi miedo había crecido drásticamente en los últimos días, porque él me quería.
Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas en cuestión de segundos en los que sus ojos se mantenían clavados en mí, ninguno dejó de mirarse, y mientras en mi cabeza pasaban miles de recuerdos juntos en las últimas semanas podía adivinar que por la de él estaban pasando lo mismo.
-Kaiden, yo no puedo-mi voz se rompió y me di las fuerzas para poder continuar-Mírame soy un desastre.
-Hailey, no me hagas esto por favor-me rogó, pero, aunque yo sinceramente quería correr hasta él y abrazarlo mis pies parecían haberse quedado pegados al suelo.
-No podemos hacer esto, Kaiden-apreté la tela del corsé en mis manos y me odié como nunca por pronunciar esas palabras.
-Al menos dime algo, Hailey. Porque creo que lo merezco después de todo lo que hemos pasado los dos-me quedé callada esperando su pregunta, aunque podía adivinar que era- ¿Me amas?
Trague saliva cuando dejo de hablar y aunque quería contestar en ese instante, me congele y no hable.
- ¿Me amas, Hailey?
-Kaiden...