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Hailey Miller
Bien, probablemente se me había salido un poco de las manos.
Solo un poco.
- ¿Por qué no se muda Hailey con Kaiden, al fin al cabo lo harán en poco tiempo mejor antes y que haya aún más alboroto por su compromiso?
Quería gritar "NO" pero no tuve oportunidad para cuando mi padre ya estaba obligándome a empacar mis cosas del hotel, aunque hubiera encontrado un precioso apartamento en el centro, sabía que por el me hubiera enviado con Kaiden esa misma noche, simplemente bloquee el celular y seguí empacando mis cosas.
Mi vida había cambiado en tan poco tiempo que hasta un ciego se podría dar cuenta, trataba de mantener mi opinión lo más que podía, pero mi padre era difícil y parecía que había olvidado que era su hija y solo me veía como una simple inversión. Era una locura, y no me cansaré de decirlo.
Terminó de cerrar la última maleta y se la entregó al chico del hotel, no creí que todo pasaría tan rápido. Tome mi bolso y baje hasta el estacionamiento donde guarde mis maletas le agradecí al chico que me ayudo a bajar mis cosas.
Revise mi teléfono donde la dirección del edificio estaba en un mensaje de Kaiden. A los treinta minutos me estaciono frente a uno de los edificios de apartamentos más lujosos de Nueva York, subí con las dos maletas y mi bolso al piso donde me había dicho, por lo que subí hasta el último donde estaban los más lujosos, caminé hacia la puerta del penthouse principal, respire hondo antes de tocar dos ves donde para mi sorpresa no me abrió Kaiden, si no un chico rubio con una sonrisa.
- ¿Hailey? -asentí- Hola -me dijo estrechando mi mano y ayudándome con una maleta-Me llamo Evan, soy...
-El mejor amigo de Kaiden-termine por él y él asintió con una sonrisa-Un placer, Evan-estrechamos manos con él, ambos con una sonrisa.
-Kaiden quería estar aquí cuando llegaras, pero tuvo una junta de emergencia, así que yo seré quien te guie por el apartamento. Y siendo así, creo que es mejor, soy más divertido-me reí y asentí.
-Claro-este chico me daba una confianza y su sonrisa me subía el animo sinceramente.
-Bien-digo dejando mis cosas en una pequeña mesa.
Su apartamento no podría ser más perfecto. Cuenta con cinco habitaciones, dos baños principales, cuatro baños de visitas, dos tocadores, dos oficinas, dos vestidores, una sala multimedia, una amplia cocina gourmet con comedor, ventanas grandes, pisos de roble blanco.
-Esta es tu habitación-se detuvo en una puerta por la que ya habíamos pasado, pero no había podido ver nada porque estaba cerrada. El abrió la puerta y me dejo entrar de primeras.
Una gran habitación con colores en tonos neutros, como blanco y gris, una cama doble, un sillón, una ventana con una gran vista, un espejo de cuerpo completo, dos mesas de noche a cada lado de la cama con lámparas cada una, y repisas. Y por lo que supuse que era un baño propio. Era preciosa.
