7: Escandalo

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Hailey Miller

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Hailey Miller

Al principio nada pasa. El tiempo parece detenerse por completo cuando siento sus labios sobre los míos.

Mi mundo dejo de girar en ese instante y casi puedo jurar que mi corazón a dejado de latir, o incluso ha empezado a latir con mucha más fuerza. Puedo jurar que mi mente ha dejado mi cuerpo, porque cualquier uso de la razón se pierde, y que lo único que me gustaría en este momento es sentir.

Sus labios son suaves y tibios, su respiración es temblorosa y el calor de su cuerpo es tan embriagador, sus manos suaves y grandes ahuecan mis mejillas.

Entonces me besa con urgencia, y yo lo único que hago es tratar de seguirle el paso. Su lengua se abre paso a mi boca cuando le doy un permiso, y un gemido involuntario se escapa de mi garganta sorprendiéndome.

Un gruñido retumba de su pecho en el instante en que mis labios se mueven con más velocidad y ferocidad sobre los suyos, y así sin más no existe nada más para nosotros en la habitación. Su beso sabe a vodka y un poco de menta.

Y después de unos segundos en los que ambos necesitamos respirar, nos separamos con la respiración agitada viéndonos a los ojos, su par de ojos cafés me miran con curiosidad, pero cuando entierra su cabeza en mi cuello no se que decir al respecto.

- ¿Kaiden? -me atrevo a preguntar, pero no recibí respuesta- ¿Kaiden?

Tome sus mejillas y lo separe lo suficiente para verlo, sus ojos estaban cerrados y sus pestañas acariciaban sus parpados mientras su respiración era tranquila. Bien, estaba dormido.

Con cuidado de no despertarlo, me levante y lo acosté en el sillón colocando un cojín en su cabeza, tal vez despertaría con mucho dolor de cuello y espalda, pero podía adivinar que no se despertaría tan fácil, además necesitaba salir de aquí lo más rápido que podía. Corrí hasta mi habitación buscando una manta, ya que no me atrevería a buscara una en la suya, volví y lo cubrí apagando todas las luces y corriendo de vuelta cerrando la puerta detrás de mi.

- ¿Qué hice? -me pregunté cuando la poca razón que me quedaba volvía a mi, mire el espejo de cuerpo completo y note que mis mejillas estaban rojas-Bien hecho, Hailey. Bien hecho-me dije con sarcasmo mientras me acostaba en mi cama.

Estaba durmiendo tranquilamente abrazada a mi almohada cuando el sonido de una llamada proveniente de mi celular hizo que soltara algo parecido a un gruñido mientras me estiraba a mi mesa de noche para buscar mi teléfono, para mi mala suerte termine por empujarlo haciendo que cayera al piso, y con los ojos cerrados me estire hasta el suelo y conteste la llamada.

- ¿Diga? -mi voz sonaba un poco carrasposa por que me acababa de levantar, tosí un poco.

-Por fin te dignas a contestas, Hailey-escuche la voz enojada de mi padre haciendo que la sangre se me enfriara y que me sentara rápidamente-Llevo horas tratando de comunicarme contigo.

¿Me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora