Capítulo 12: Desaparecido.

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Stiles repasó su vestimenta por quinta vez y se deshizo nuevamente de la camiseta que tenía puesta para intentar escoger otra que se viera mejor. Parecía como si todo su closet fuera inapropiado para la ocasión.

-Ahí estás, estábamos preocupados por ustedes. ¿Dónde estuviste todo el día?

Scott llegó hasta su habitación casi corriendo y arrugó su frente al verlo de pie en medio del cuarto sin camiseta y con los pantalones a medio poner. Liam apareció poco después y no dijo nada mientras veía el cerro de ropa en la cama.

-Necesito ayuda.

-¿Que pasó?.

-Estuve con Lydia ayudándola a esconderse de su padre o más bien, escondiendo a bebé y ahora no sé qué usar para la ocasión.

-¿Y cuál es?.

-Cena para decirle a un padre que embarace a su hija de diesiete años, que se lo ocultamos por cinco meses y que no tengo mucho que ofrecer porque también tengo diecisiete.

-Bueno amigo, no creo que...

-Esta.- Interrumpió Liam tomando un camisa azul.- Es neutral.

-Gracias.- Dijo Stiles y tomó la camisa para ponérsela con rapidez.- Tengo solo quince minutos para llegar y no quiero llegar tarde.- Abrochó sus pantalones y se dio un último vistazo en el espejo antes de tomar sus llaves.

-Entonces vete, hablaremos después sobre sus desapariciones.

-¡Hecho!.- Gritó ya saliendo por la puerta.

Conducir rápido ya se estaba haciendo parte de su rutina, esperaba que esta noche ningún policía lo atrapara para multarlo porque sería una perdida de valiosos minutos para llegar a la cena con los padres de Lydia. Afortunadamente cuándo llegó a la casa era relativamente temprano y el Pie que Lydia le había aconsejado comprar para la ocasión permanecía entero en el asiento de copiloto. Suspiró y luego acomodó mejor su camisa antes de bajarse con el delicado postre en sus manos. Sintió su teléfono vibrar pero no se arriesgo a sacarlo de su bolsillo por miedo a que el postre cayera en el piso o sobre él. De todos modos supuso que era Lydia, ya que era la única desesperada por saber dónde se habría metido seria ella.

Cuando tocó el timbre su corazón parecía latir como un loco, reguló su respiración justo al momento en que Lydia abría la puerta seguida por Natalie. Aunque se extrañó un poco que su teléfono siguiera sonando no tuvo mucho más tiempo para pensar ya que Natalie tomó el pie de sus manos y le apuntó sutilmente con su cabeza a Lydia. Cuándo iba a preguntar qué pasaba la chica se lanzó a sus brazos tomándolo por sorpresa, la rodeo con los suyos ignorando que su teléfono no dejaba de vibrar en su bolsillo.

-¿Qué pasa?.

-Nada, estoy agotada y papá no deja de hablar. Odio tener que ocultar al bebé.

-Bueno, eso termina hoy. No te preocupes.- Acarició su cabello para luego besar por última vez su cabeza e invitarla a pasar a la sala.- Ya estoy aquí.

-Bien, papá. Él es Stiles.- Lydia le apuntó al chico quien sonrió con timidez y estiró su mano. El hombre arrugó su frente y demorándose un poco, estrechó la mano de Stiles no muy convencido de entender que pasaba.- ¿Lo recuerdas?.

-Recuerdo que estuvo muy al pendiente en tu accidente, eres el hijo del Sheriff Stilinski, ¿no?.

-Si señor, soy yo.

-Bien, no quiero ser grosero hijo pero creí que esto seria una cena familiar.

-Yo lo invité.- Dijo Lydia. Su padre suspiró pero no alcanzó a decir nada más porque Natalie anunció que la cena estaba lista y podían pasar a la mesa. Stiles pudo darse cuenta de que se vendría una cena muy poco agradable.

Pequeños ojos miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora