𝕮𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔

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Sawamura había encontrado una solución a su problema, era simple pero efectiva, huir y evitar era la mejor opción podrán llamarlo cobarde pero no se retractaría de su decisión. La simple idea de enfrentarse a un grupo de semidioses le aterraba en sobremanera por esa razón prefirió evitar el tema y seguir con su vida escolar medianamente normal y tranquila.
Claro que el destino o la vida lo odiaban, ya que en ese mismo momento todo ese grupo de chicos peculiares estaban rodeandolo.

—¿Piensas seguir huyendo? —Kuramochi estaba al frente de todos, era el más implicado en esta situación y necesitaba aclarar las cosas.

—L-Lo siento mucho pero debo irme...

Estaba asustado y ¿quién no?, ¿qué clases de personas te interceptan en la entrada del instituto? era simplemente intimidante.

—Solo quiero que digas la verdad, no estamos tratando de intimidarte o molestarte. —su voz era más calmada que antes, no quería asustar al menor y hacer que huyera.

—Ni siquiera se su nombre y exige que diga la "verdad", por favor déjenme en paz. —a pesar de estar aterrado trataba de mantener una fachada dura.

—Kuramochi Youichi, ahora escupe lo que tengas que decir.

—Que directo Kuramochi-senpai —rió irónico.

Está pequeña risa sería el punto de inicio para su pronta perdición en aquella sonrisa encantadora que solo aquel castaño podía lograr.

—C-Claro que soy directo...ahora que sabes quien soy dinos la verdad, ¿no eres hijo de Ares cierto?

—Kuramochi-senpai...todos en realidad...no los conozco por lo tanto no les incumbe mi vida personal. Lo siento pero no diré nada.

Con esto dicho el castaño se retiró a clases, todos estaban algo sorprendidos por la respuesta ya que hace un minuto el menor estaba temblando en su lugar pero ahora se veía confiado y determinado a no responderles.

—Deberíamos dejarlo en paz, tiene razón no nos incumbe su vida personal. —Haruichi quería mantener alejados a sus amigos del castaño, por alguna razón le molestaba toda la atención que estaba teniendo.

—Estoy de acuerdo con Kominato. —Furuya que no había dado opinión sobre la situación por fin había hablado a favor del castaño.

—Mochi tal vez estamos intimidando al pobre chico, démosle su espacio.

Kazuya, al igual que los demás, había sido encantado por esa hermosa sonrisa y por esa razón no quería ser el causante de que está desaparezca.

—Bien... —suspiró resignado.

Todos ingresaron a clases, ese día sería agotador ya que empezarían con entrenamiento para controlar sus poderes de Dioses, claro que Eijun no estaba enterado de esto y tendría grandes problemas.

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𝕯𝖎𝖔𝖘𝖊𝖘 𝕰𝖝𝖙𝖎𝖓𝖙𝖔𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora