Hace tiempo que estoy muerta en vida, rota, marchita, jodida; y no es una queja, es un aviso de advertencia para todo aquel que me vea sonreír creyendo que en mi habita la felicidad. Después de todo no es tan malo, aprendí a ver la belleza en la tristeza, juro que soy amante de las personas rotas, las veo como una obra de arte, como una especie en extinción... lo se, soy rara.
Quizás por eso siempre me atraen las personas mas oscuras y perdidas, quizás por eso intente reparar y amar las almas llenas de heridas, porque se lo que se siente estar en pena , porque se que después de tocar fondo hay mas pozos y mas caídas.
He conocido personas que vieron mas allá de mi sonrisa, mi pelo, mi color de piel y estatura; personas que rompieron la coraza de una chica amargada y vieron dentro una niña desorientada, asustada, llorando abrazando sus rodillas. Personas que se llenaron de coraje y llenaron de flores el cementerio que había en medio de pecho, persona que fueron escudos antes los misiles que atentaban contra mi... personas que llenaron de amor mi alma fisurada.
A veces me pregunto que es lo que me mantiene con el vida... el amor, la poesía, esta manera tan distinta de ver la vida y querer ayudar al mundo antes de ayudarme a mi.
Esas personas me ayudaron amar este campo de ruinas y estoy floreciendo a mi manera; estoy aprendiendo a ser primavera, no dejare de ser invierno, pero dentro de ese invierno habrá una primavera inexplicable, estoy aprendiendo a dejar que los turistas vean belleza en lo raro y abstracto, a dejar que husmeen dentro de mi por si algo de lo roto les llama la atención, sin importar si se quedan o los consume la radiación.
#Darianna Salazar. 07/Octubre/2019.
