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DOS SEMANAS DESPUÉS

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DOS SEMANAS DESPUÉS.

Es el aroma a café y azúcar quemada el que me obliga a abrir los ojos y removerme entre las sábanas, es un aroma al que definitivamente me acostumbré rápido, más rápido de lo que me gustaría admitir.

Además, es una manera bastante agradable de despertar. No voy a mentir.

Cuando alzo la mirada al reloj despertador sobre la mesita de noche, me doy cuenta que todavía no son ni las siete am. Adrian y su manía de despertarse con las gallinas. Sinceramente es una de las cosas que más me sorprendió enterarme. Barret no parece ser del tipo de persona que se madruga para salir a correr a Central Park incluso antes de que salga el sol. Pero lo es.

La mejor parte de todo esto, es que la mayoría de las veces vuelve con café.

Y donas.

Busco a ciegas mis zapatillas de levantarme a un lado de la cama, el frío aire de otoño se cuela por la ranura de la ventana que quedó entreabierta de la noche anterior. Una vez que mis pies se encuentran con el suave algodón de las zapatillas, me dirijo a la ventana y abro las oscuras cortinas, un nublado cielo me saluda desde el otro lado del vidrio.

La vista desde el apartamento de Adrian es tan distinta a la mía. Central Park se extiende al costado derecho, los autos pasan por la calle de abajo, la gente se acumula en grupos caminando por las aceras.

Con un suspiro, atravieso el umbral de la puerta que da directamente hacia la sala de estar del apartamento de Adrian. Es un poco más pequeño que el mío, pero bastante más acogedor. Esa es una de las razones por la cual prácticamente he vivido aquí los últimos catorce días. La otra... es porque mi apartamento está repleto de las pertenencias de mi mamá, y todos los días me digo a mi misma que debo reunir el valor suficiente para revisarlas y ver qué cosas puedo conservar y tomar la decisiones de cuales deben irse. 

Quedarme aquí hace que evitar aquella tarea sea más fácil. 

Y a Adrian tampoco parece molestarle tenerme aquí. 

—¿Despierta tan temprano? —pregunta Adrian alzando una ceja al verme ingresar la cocina, mientras da vuelta uno de los esponjosos panqueques sobre la sartén.

Me encojo de hombros y trato de sonreírle de vuelta.

—Este es mi último viernes antes de que terminen las dos semanas que Tiana me dio de vacaciones —digo tomando asiento en la mesa dentro de la cocina—. Tengo que acostumbrarme a levantarme temprano de nuevo.

Adrian suelta un pequeño gruñido, y aprovecha el tiempo mientras el panqueque se dora por el otro lado, para extender uno de sus brazos, sacar una taza, llenarla con café y dejarla en la mesa, justo en frente de mí.

Y luego, como la cosa más normal del mundo, se inclina lo suficiente hasta que sus labios quedan a la altura de mi sien, enreda sus dedos en mi cabello, y deposita un suave beso.

One Last Night  || ESPAÑOL [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora