5

10K 933 232
                                    

Me desperté cerca de las siete treinta de la mañana en la cama de Alex, con una resaca infernal de la que me hago totalmente responsable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me desperté cerca de las siete treinta de la mañana en la cama de Alex, con una resaca infernal de la que me hago totalmente responsable. Me hace recodar que ya no tengo veintitrés años, y que el alcohol, de hecho, provoca dolores de cabeza que probablemente no terminarán matándote, pero sí te hacen querer morir. Sé que cada vez que amanezco con resaca digo lo mismo pero, nunca más vuelvo a beber de esta forma. Doy mi palabra.

Veo la hora en el reloj digital sobre la mesita de noche a un lado de la cama y suelto una fea grosería. Alex se remueve al otro lado de la cama, abrazando una de sus almohadones de pluma de ganso, tiene la boca abierta y está babeando. 

—Shhh —dice ella sin abrir los ojos—. Cinco minutos más, mamá.

En una circunstancia normal probablemente me habría reído, pero todo mi cuerpo se siente como si me hubieran golpeado como una piñata toda la noche, ni siquiera puedo hacer funcionar los músculos de mi cara. 

No estoy acostumbrada a llegar tarde, Dios sabe que soy capaz de levantarme tres horas antes para asegurarme de llegar a tiempo a donde sea, es una costumbre inculcada por mi madre que me ha ayudado a llegar donde estoy.

Y mucho menos cuando tengo una reunión con Satanás en... cuarenta y cinco minutos. Genial.

Tropiezo en cuanto mis pies tocan el suelo, una de mis manos se aferran al colchón de la cama, la otra queda agarrada de las cortinas azul marino que cubren las ventanas por completo, no dejando entrar ni una sola gota de luz. 

—Mierda —mascullo. 

Mi tobillo derecho reclama la torcedura, y la habitación de Alex no quiere dejar de dar vueltas. 

¿Cuánto maldito tequila bebí anoche y por qué mi hígado es tan malditamente lento para procesarlo? No puedo ir a trabajar todavía estando borracha. 

—¿Qué demonios, Sam? —dice Alex pasándose el dorso de la mano por los ojos—. No hagas tanto ruido, mi cabeza me está matando...

—Me quedé dormida —digo irguiendo la espalda—. Tengo una reunión importante, no puedo llegar tarde. 

—¿Y eso es problema mío porque...? —dice ella tapándose el rostro con una de las almohadas.

—Porque fue tu idea beber tequila anoche —respondo corriendo hasta uno de los tantos espejos de cuerpo entero que Alex tiene en su habitación, los cuales son... más de los que deberían haber en una sola habitación. 

Touché . 

Localizo mis tacones a un lado de la puerta y meto mis pies con cuidado de no caer de narices al suelo, con mi otra mano peino mi cabello lo mejor que puedo para no parecer un espantapájaros que no ha visto un cepillo por décadas. 

—¿Por qué tantos espejos?

—Hacen que el sexo sea cien veces más caliente, ¿por qué crees que todos los moteles los tienen? —responde ella guiñando un ojo.

One Last Night  || ESPAÑOL [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora