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—¡Sin tequila, no hay fiesta! —chilla Alex a mi lado, llenando cuatro vasos de shots con el líquido transparente de la botella de tequila que se robó directamente de la barra—

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—¡Sin tequila, no hay fiesta! —chilla Alex a mi lado, llenando cuatro vasos de shots con el líquido transparente de la botella de tequila que se robó directamente de la barra—. ¡O al menos eso es lo que solía decir Margarita, mi ama de llaves cuando tenía trece, antes de que mi madre la despidiera por beber en horario de trabajo! ¡Salud!

El chico detrás de la barra, observa a Alex con una pequeña sonrisa y los brazos cruzados. Ella le guiña un ojo antes de llevarse el vaso a la boca, y beber el contenido de este de un solo sorbo, ganándose una que otra fea mirada por parte de las mujeres de alta sociedad que asistieron al evento.

No me tomó mucho tiempo para darme cuenta que por cualquier cosa que ellas no consideren apropiadas, te ganas miradas juzgadoras que si fueran armas, terminarían con tu vida en un parpadeo.

Pero como Alex suele decir: en la vida hay que pecar, para que Jesús no haya muerto por nada.

Rose es la segunda en estirar la mano y tomar un vaso de tequila. Su nariz se arruga una vez que el líquido comienza a bajar por su garganta, y por mucho que ella trate de evitar la mueca que está por formarse en sus labios, no lo logra.

—¿Dónde está Caleb? —pregunta Avery cambiando su copa de vino de una mano a la otra. Rose niega con la cabeza y extiende la mano para tomar otro vaso de tequila—. Pensé que vendría contigo.

—Dijo que tenía que trabajar —responde Rose encogiéndose de hombros.

—¿Un sábado? —pregunta Alex, ganándose un codazo de parte de Avery.

La rubia suelta un alarido, y bebe otro shot de tequila para mantener la boca cerrada.

No quiero admitir que la ausencia de Caleb me produce una extraña sensación de alivio. Daría lo que fuera por abrirle los ojos a Rose, y darle a conocer de que hay cosas mejores allá afuera.

Alguien mejor.

Esperando por ella.

Que no siga perdiendo su tiempo con el cara de orangután, porque lo único que conseguirá son lágrimas y un corazón roto.

Pero sé que no es mi lugar, y lo menos que quiero es arruinar la única noche libre que he tenido en lo que parece ser un siglo, así que simplemente fuerzo una sonrisa, mientras escucho la débil excusa que abandona de los labios de Rose.

Por la forma en que ella evita mirar a ninguno de nosotros mientras habla, asumo que ni ella se cree las palabras que salen de su boca.

—Hace un par de días tuvieron una caída en el sistema de su empresa, y Caleb ha estado tratando de solucionarlo —Rose concentra su mirada en el pequeño vasito entre sus dedos—. No es nada, no tiene que preocuparse. ¡Salud!

—¡Salud hermana! —dice Alex antes de soltar un pequeño grito, alzando los brazos en el aire, para luego voltearse a ver al chico tras la barra, él apoya los codos sobre la madera y alza una ceja.

One Last Night  || ESPAÑOL [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora