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– James – Lo llamó Thomas, sin poder dirigirle la mirada a James, ya que tenía a Ben junto a él gruñendo, a punto de atacar a aquella criatura frente a ellos.
– ¿Qué sucede? – Preguntó preocupado Nagisa.
– ¿Qué es eso? – Gilbert se puso de pié, con el ceño fruncido, como si estuviera alerta para cualquier cosa.
– Eso es... - Aunque algo confundido, se sintió maravillado por aquella criatura frente a Thomas y Ben– Ben, no le gruñas – Dijo James mientras se acercaba.
– ¿Qué es eso? – Preguntó Nagisa. Jamás había visto una criatura así en todo el tiempo que llevaba viviendo en aquel lugar.
– Es un Deerada, una de las criaturas más majestuosas y fieles que encontraras en todo el mundo – James no pudo evitar sonreír, una sola vez había visto una criatura como esa, y se convirtió en un gran compañero de viaje.
Aquella criatura, sobre sus cuatro pezuñas, era tan grande de como él. Tenía la forma de un bello alce color amarillo, con pequeñas pizcas de blanco sobre su pelaje. Sus cuernos estaban adornados con unas lindas y coloridas flores, mientras que sus ojos brillaban como dos luces blancas que podrían iluminar hasta la noche más obscura.
– ¿Alguna vez viste uno?– Preguntó Gilbert, algo sorprendido por la repentina aparición de una criatura así por aquel bosque.
– No por lugares como este, pero sí tuve la suerte de cruzarme con uno cuando estaba bastante lejos de aquí. De hecho, creo que...– Se acercó más a aquel Deerada, haciendo que Thomas y Ben retrocedieran un poco, pero sin que éstos despegaran la mirada de él. Mantuvo la mirada en aquella criatura durante unos segundos, luego sonrió ampliamente. En ese momento la criatura juntó su cabeza con la de el, y James se sintió inmensamente feliz– ¿Qué haces aquí, Dyon? Dije que podías ir a casa. Llevas un tiempo siguiéndome, ¿Verdad?
– James... – Lo llamó Thomas, esperando algún tipo de explicación, aquella escena sólo lo dejó más confundido.
– Tranquilos, es un amigo– Respondió James, apartándose de aquella criatura– Es bastante amigable. Me lo encontré cuando era sólo una cría. Estaba solo así que decidí cuidarlo un tiempo, hasta que pueda valerse por sí mismo, pero lo que imaginé que sería un pequeño plazo de tiempo se transformó en ocho o nuevo años, ya que me había encariñado mucho con él.
– Lo llamaste "Dyon", ¿Ese es su nombre?– Nagisa se acercó a aquella criatura, esperando que realmente sea amigable.
– Si, como íbamos a pasar mucho tiempo juntos creí correcto nombrarlo de alguna forma.
