huida.

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willow ya había despertado para el momento del beso. ella también lloraba por detrás de los arbustos, y eda la consolaba más feliz que nunca.

—por fin...—susurraba willow, que no podía sonreír más si tratara—por fin sucede...

las cuatro se subieron al bastón para regresar a casa, más felices imposibles, sin saber que alguien las miraba desde lejos.

—¿muy feliz, luz?—sonrió jesse macabramente—pues veamos qué tan feliz estarás muy, muy pronto.

rió con una risa malévola que no podía significar nada bueno. en general, ÉL y su presencia no podían significar nada bueno.

amity llegó a su casa con una sonrisa tonta y los ojos brillosos, sintiéndose en el cielo, como si los planetas se alinearan, como si por fin alguien hubiese visto en ella algo más que una señorita perfecta, y se hubiera enamorado de ese algo, situación que siempre le había parecido que jamás se haría realidad. era un sueño hecho verdad... pero uno siempre despierta, todos los sueños tienen su final.

—señorita amity, su madre la llama urgentemente.—le avisó fall, su mayordomo favorito.

—¡por supuesto que ya voy, fall!—lo tomó por los hombros y luego por las manos, hizo un pequeño bailecito con él y se fue saltando hacia la sala.

"la señorita amity se volvió loca" pensó fall, para luego encogerse de hombros con una sonrisa burlona.

—¿me llamabas, mamá?

—sí, cariño. hay algo que jesse quiere decirte, y me pidió hacerlo esta misma noche, porque insiste en que no puede esperar.

cuando amity notó la presencia de su padre, la felicidad de su madre y el bulto en el bolsillo de su prometido, entendió en el momento qué sucedería. tenía que escapar de ahí al instante.

—volveré en un segundo, tengo que ir al ba...—intentó correr, pero jesse la tomó de la mano.

—será sólo un segundo, lo prometo.—a amity no le quedó otra opción más que quedarse a escuchar su peor pesadilla—amity, mira. sé que somos muy jóvenes e inexpertos, pero el amor que yo siento por ti—"sí, claro, como si tú supieras qué es el amor" pensaba ella—me supera. quiero pedirte que me hagas el honor de ser mi esposa. de decir que sí, será lo antes posible; quiero tenerte desde hoy hasta el día de mi muerte. ¿qué dices, amity? ¿mi amor, te casarías conmigo?

amity miró alrededor. su madre parecía maldecir su silencio, su padre la miraba con lástima, y al volver su mirada a los ojos verdes, notó que se volvían más oscuros, con algo malvado en ellos. así que amity hizo algo impredecible, que, para variar, no pudo controlar; vomitó. ahí, en frente de todos, al lado de jesse, que más incómodo no podía estar. salió corriendo antes de partirse de risa para luego romper en llanto, huyendo hasta el único lugar en el que se sentía segura: la casa búho.

Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora