confianza.

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una vez que se alejó, la bruja de gafas quiso pensar que luz y ella se encontraban lo suficientemente lejos de amity y jesse como para que los lograra ver. sin embargo, se dio cuenta que no era así cuando quitó la burbuja a luz y la despertó.

—¿me quedé dormida?—bostezó luz.

—¿tú qué crees?—rió willow, intentando tapar el desastre que había causado con su cuerpo—párate, vámonos a casa.

sin embargo, aunque lo pareciera de cuando en cuando, luz no era tonta, y sabía que willow estaba escondiendo algo detrás de ella.

—¿qué escondes?—le sonrió traviesa, y su amiga, que era la peor mentirosa de todas las islas hirvientes, no pudo disimular.

—¡nada! nada, no escondo nada.

luz se incorporó, la rodeó y vió a lo lejos el desastre que su amiga había causado.

—¡virgen maría purísima!—exclamó—esto no estaba cuando llegamos, ¿o sí?

luz empezó a acercarse a la pasada catástrofe, y willow entendió que no había nada que hacer más que rezar a los titanes porque amity ya se hubiera ido con el imbécil de su esposo.

pero ella era willow park, y la suerte no es su amiga.

—espera...¿esa es amity?—preguntó luz desconcertada, y willow tiró de ella hacia atrás.

—yo no veo a nadie,—mintió—debes de estar viendo cosas porque recién te despiertas. a mí me pasa, ¿sabes? te contaré más de eso camino a casa, ¡vamos a casa!

pero muy pronto willow se dio cuenta de que estaba hablando sola, pues su amiga estaba corriendo a ver aquella calamidad, y junto con ella, a amity, después de un buen tiempo.

—¿amity?—la llamó luz, haciéndose la tonta.

—¿luz?—respondió, dándose la vuelta para encontrarla a sólo un par de metros.

cualquiera diría que sólo se habían dejado de ver un par de meses y que eso no era nada; sin embargo, al amar a alguien, el tiempo juntos se pasa rápido, y la espera a su reencuentro parece durar una eternidad.

 —¿qué haces aquí? 

—él,—amity señaló con la cabeza con desprecio a su inconsciente marido—insistió en venir HASTA AQUÍ para dar un paseo. mi pregunta es, ¿qué haces TÚ aquí?

luz estaba por responderle la verdad cuando su lado resentido y orgulloso salió a la luz. 

—no te incumbe.—le contestó.

a amity se le agrietó un poco el corazón, que cayó saltando de la sorpresa de escuchar a luz siendo tan fría. 

—¿por qué tanta agresividad? 

—no estoy siendo agresiva.—le afirmó cortante—sólo te estoy diciendo que no te incumbe. 

volteó para irse, y cuando caminó unos cuantos metros, sintió la mano de amity en su hombro. al darse la vuelta, encontró el rostro de la chica a centímetros del suyo.  esta última quiso besarla, pero luz la apartó. 

—no, amity.—le dio la espalda—ya no. 

tanto luz como amity tenían ganas incontrolables de llorar, sólo que esta vez luz tenía que ser fuerte. no se le podía escapar ni una sola lágrima; y bueno, con amity... con amity no habían tonos de gris. las cosas eran blancas o negras; sí o no.

—luz, ¿por qué me estás tratando así?—le preguntó mientras su voz se rompía, intentando esconder un grave sollozo. 

—¿quieres que te lo diga? pues te lo diré aquí y ahora, amity;—empezó a levantar la voz—te estoy tratando así como una puta venganza por estos meses de tortura que he tenido. te estoy tratando así porque te fuiste sin decir adiós y ahora te apareces como si nada y me quieres besar, ¡y no tiene sentido!—luz sólo hablaba y hablaba cada vez más rápido, disminuyendo y alzando el volumen de su voz, sin poder quedarse quieta ni un momento—te estoy tratando así porque ya no puedo confiar en ti, amity. ya no quiero confiar en ti.                                                  

Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora