apaga el fuego.

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willow corrió hacia su ex-amiga vertiginosamente. esos ojos verdes menta aterrorizaban a amity, y jesse ni siquiera le prestaba atención a su esposa, admirando el cielo y los árboles sin saber que estaban a punto de ser acorralados por espinas. la chica de cabello verde intentó huir, pero ya era tarde. la bruja ya los tenía encorralados entre plantas, y los miraba desde afuera del vivo cerco riendo con malicia.
esa era una parte de willow que nadie conocía. algunos sabían que utilizaba las plantas para desquitar su ira,
tomando todo a su paso. sin embargo, también sabían que de hacerle daño a alguien, se disculpaba de inmediato. pero no; esta vez no fue así.
—¡déjanos ir, cuatro ojos!—le gritó jesse, inspirando aún más ira en ella.
—¡cállate!—le respondió amity—¡no es momento de ser mandón, imbécil!
—¡a mí no me hablas así, amity allen!—su esposo la tomó fuertemente por el antebrazo, pero la rebeldía que amity tomó en el momento hizo que se zafara fácilmente y pudiera darle un merecido bofetón.
—yo no soy una allen, ¡soy una blight!
y mientras discutían, willow seguía destruyendo todo alrededor del cerco, acercándose cada vez más a la pareja.
de pronto, jesse empezó a sentir que se asfixiaba. willow lo estaba estrujando con la única intención de estrangularlo, y él pedía auxilio a gritos y maldecía el momento en que sugirió ir a pasear.
—por favor, ¡déjame ir! ¡jamás volverán a saber de mí! ¡lo juro, pero déjame ir!—rogaba jesse, pero willow hacía oídos sordos a sus súplicas.
—¡eso debiste pensarlo antes de arruinar la vida de mis amigas!—gritó, para dejarlo entonces caer al piso inconsciente. ella reía, viendo su obra, y amity empezó a entrar en una crisis nerviosa. si había estrangulado a jesse, ¿qué le iba a hacer a ella?
—¡willow, para!—la chica paró de reír cuando volteó a ella.
—y tú...—la bajó del aire utilizando la hoja espinosa con la cual la tenía levantada, hablándole con una voz que ardía en candela prendida por el enojo e ira—tú eres la causante de todo esto.
estaba a punto de desmayarse del temor; sin embargo, segundos después amity entendió que se estaba portando como una tonta al no utilizar su magia para defenderse. jesse ya no importaba; ella quería seguir viva, y si le tocaba morir, NO quería que fuese de esa manera.
—oh, willow...—amity tuvo que adoptar, con mucha pena, la primera personalidad que alguna vez la caracterizó: altanera, competitiva, intimidante.—¿olvidas que el fuego quema a las plantas?—preguntó sarcásticamente, revelando una llama de fuego salida de la palma de su mano. sin embargo, willow no mostró angustia alguna.
—no lo olvido, amity;—le regaló una sonrisa casi psicópata—en realidad, creo que tu olvidas que el agua apaga el fuego.

Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora