déjenme morir.

866 74 15
                                    

(luz)

—entonces ven y cállame.

efectivamente, amity me calló, tal y como se lo había pedido. estampó sus labios contra los míos antes de que pudiera articular otra palabra; sin embargo, mi venganza llegaría pronto. a pesar no saber si a amity le gustaban ese tipo de cosas o no, al desatar su media cola tiré de su cabello a propósito.

—¡ouch!—se queja, y siento que he arruinado el momento.

—¿te he hecho daño?

—sí...—frunce el ceño, y yo miro hacia otro lado, tratando de evadir un sentimiento de culpa. sin embargo, cuando regreso mi mirada a la suya, la encuentro con una sonrisa maliciosa—y me ha encantado.

(amity)

era adorable ver a luz tan asustada de romper el encantamiento, de arruinar el encuentro. no sabía que nada lo arruinaría, porque yo no lo permitiría; una oportunidad como aquella no se pierde por nada.

—sí...—me hago la víctima, para luego mostrar lo mucho que me ha excitado—y me ha encantado.

regresamos al beso, y esta vez, mi lengua se cuela en su boca. aquello era demasiado para mí, demasiado para ambas. abro los ojos lentamente para encontrarme con una luz dichosa; se veía que disfrutaba, y cómo lo disfrutaba, que hasta salieron uno o dos gemidos de su boca, incluso cuando aún no se había separado de la mía.

cuando nuestros labios al fin se separan para que podamos recuperar aliento es cuando aprovecho el momento por el cual decidí realizar el hechizo de luz. aparto mi rostro del suyo para terminar sentada sobre sus muslos.

esto va a ser muy divertido.

(luz)

amity me tiene acorralada, sentada encima de mis muslos, viéndome de arriba a abajo. tampoco es como que quiera estar en otro lugar, pero me es seductoramente atemorizante encontrarme en esta situación. había llegado en un llanto colosal, y ahora estábamos aquí.

no sé cómo hizo para desvestirme tan rápido. yo había tomado por hecho que ella nunca había estado en esta situación antes, pero, en el momento, ya no me lo parecía.

quizá estoy un poco ciega, o quizá es que no hay suficiente luz, pero juraría que la he visto relamerse; y, de amity, no me extrañaría.

mientras acaricia mi abdomen con las yemas de sus dedos, un cosquilleo recorre mi espalda y siento que se me pone la piel de gallina. ella no tiene prisa alguna; se quita la camiseta lentamente, dejándome ver poco a poco la piel de su abdomen, torturándome al no dejarme verla entera de una buena vez. más apenas termina de quitársela, lanza la camiseta muy lejos, y vuelve a abalanzarse sobre mí. sin embargo, no me besa como lo hizo antes; ya no me besa en los labios, sino en todo lo que es el resto de mi cuerpo. siento sus labios en mi nariz, mi frente, mis mejillas; luego baja a mi cuello para quedarse ahí un par de segundos extra, chupándolo, lamiéndolo, sabiendo que a pesar del calor al día siguiente tendría que usar bufanda para ocultar el chupetón que me iba a dejar. baja a mi clavícula, y es en el momento en que llega a mi torso semidesnudo cuando siento sus manos en mi espalda arañándola de arriba a abajo, y es entonces cuando mis sentidos se comienzan a descontrolar.

(amity)

sus gemidos y gruñidos de placer son música para mis oídos. me quito los shorts tan sólo moviendo las piernas, e imagino a luz preguntándose "¿dónde aprendió eso?"

río para mis adentros mientras la toco por todas partes, acariciando su piel, siempre con cuidado; no quiero hacerle daño. además, si algo dejará arañazos en esa espalda, serán mis uñas. ella no se deja vencer, y al instante en que logro rasguñarla de primera, siento sus uñas en mis hombros también. con cada caricia, es como si adivináramos a suerte qué es lo que nos excita, lo que nos pone, y por fortuna, acertamos en cada roce.

pone sus brazos alrededor de mi cuello y me atrae hacia ella, y por supuesto que me dejo llevar.

cumplo su petición y acerco mi rostro al suyo. parece que está sedienta de mis besos, pues ella misma me toma y me besa, loca por mí, necesitada de mi boca. me besa apasionadamente, como si le fuera la vida en ello, sin mí poniendo mucha resistencia.

la he excitado tanto que luz ha decidido por fin tomar las riendas. se libra de mí y esta vez es ella quien me acorrala contra la cama, y yo no puedo evitar esbozar la más impura de las sonrisas. estando encima mío, luz también me sonríe con lujuria, para luego morderse el labio y conseguir que dentro mío estallen todas las emociones habidas y por haber.

(luz)

mientras apretaba sus pechos, imitaba su táctica, besándola por todos los lugares que mi vista me permitiera apreciar. los hombros, los brazos, el cuello... eran mil besos por cada parte, porque una vez que empecé, de cierto modo me era imposible parar. ahora ni siquiera la falta de aire podía detenerme, porque causarle el placer que ella me había causado a mí iba primero. rezaba a los titanes para que amity lo estuviera disfrutando tanto como yo lo hice, y con cada gemido sonriente me daban más ganas de darle todo de mí hasta quedarme sin nada.

pongo mis manos sobre su rostro; está llorando. sabía que lloraba por todo, pero no creí que llegara hasta este punto; llorar de placer. sin embargo, eso sólo me da la seguridad inaudita de que lo que hago le fascina, y quiere más.

hace tanto calor que pareciera que en cualquier momento comenzará a aparecer vapor.

amity no sabe cuán loca estoy por ella, no se lo imagina; nadie se lo imaginaría algún día. desde que se postró sobre mí en esa cama absolutamente todo lo que ha hecho me ha gustado tanto que es más de lo que puedo soportar, y aún así, lo sigo recibiendo con gusto.

(amity)

—luz... te necesito... tócame más...mucho más—le suplico, y me atiende al instante. esparce sus roces por todo mi cuerpo; tiene una mano acariciando mi abdomen y otra apretando una de mis nalgas, y eso último es lo que termina de enloquecerme por completo, y comienzo a sentir cómo mi entrepierna empieza a hacerse miel. comienzo a ponerme nerviosa por no haberle causado lo mismo a mi chica, cuando siento un fuerte suspiro, que hace que luego caiga rendida sobre el colchón. me alivia saber que hemos llegado a lo mismo, sólo que en una corta diferencia de tiempos.

nuestra respiración agitada no tiene compás, y cualquiera que nos escuchara pensaría que nos estábamos ahogando. pero si ahogarse significaba revivir todo eso, entonces vamos; déjenme morir.

Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora