DIECISÉIS

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XVI

Inuyasha sonreía cómo idiota desde lo que sucedió con Kagome la noche anterior. Este día ella tendría el día libre, o eso había leído en la tabla de residentes.

El plan de él era ir hasta su casa más tarde y hablar con ella para explicarle que ella no era un juego, y tal vez decirle lo que ocurrió con Kikyo... o una parte de la historia.

Sucedió hacía tanto tiempo... y aún dolía como si fuera ayer.

Inuyasha lo aceptaba, amó a Kikyo demasiado... tuvo un amor idealizado hacia ella, pero cuando estuvo con Kagome se dio cuenta de que el amor real lo tenía hacia ella. Estuvo confundido varias semanas, ella no lo habló por un tiempo.

Y entonces llegó la noticia que derrumbó todo: Kagome estaba embarazada.

Entonces el padre de Kagome le exigió que se fuera con Kikyo, para salvarla de un hombre que se había obsesionado con ella... y cuando Inuyasha se negó, Kakeru le amenazó con dar a Kagome en compromiso a ese hombre y obligarla a abortar el niño que llevaba en sus entrañas.

Inuyasha no entendía ni olvidaba aquel momento en que sucedió, cuando fue hasta el templo Higurashi con alegría y decisión... porque apoyaría a Kagome en todo, y además aquel fruto en su vientre era sólo el empujón que necesitaba para poner en orden su corazón. El peliplata había hablado con Kikyo, y todo estaba bien... ella lo entendía.

Pero ese día, Kagome no atendió a la puerta... sino su padre.

Diez años atrás...

― Inuyasha ―saludó secamente el hombre, frunciendo el ceño.

El Taisho sintió un escalofrío. Era posible que Kagome ya le habría contado a su familia respecto a su embarazo, así que esperaba esa reacción de todos.

― Señor Higurashi... Me gustaría contarle-

El hombre frunció aún más el ceño, sus ojos iracundos se posaban en Inuyasha casi con odio.

― Has embarazado a mi hija menor... ¡Y has enamorado a mi hija mayor! ―el hombre lucía verdaderamente enfadado― Y tú sabías que Kikyo estaba comprometida...

Inuyasha no bajó la mirada. Sería valiente...

― Señor... Kikyo y yo hemos terminado cualquier tipo de relación amorosa. Amo a Kagome y-

― Escúchame muy bien lo que te voy a decir, Inuyasha Taisho... ―lo volvió a interrumpir― Mi familia está en peligro por culpa tuya. Kikyo se negó a su compromiso por ti, por sus dichosos sentimientos, y ahora corre peligro de muerte.

¿Qué demonios? ―Inuyasha pensó, su semblante cambió al de la confusión― ¿Kikyo rechazó su compromiso? Siempre le había dejado en claro a él que nunca lo haría, porque era su deber. De hecho, era por esto que nunca habían tenido nada oficial y él vivía suspirando.

― Naraku no es un hombre con el que pueda jugar... Piensa seguirla hasta el fin del mundo ―el hombre dijo― ¡Si tú no hubieras aparecido en la vida de mis hijas, nada de esto estaría pasando! Sólo eres una desgracia, Inuyasha Taisho...

No había nada en el mundo que le llegara a doler más a Inuyasha que la tristeza que vio en Kikyo cuando ella le contaba de su compromiso arreglado... pero jamás pudo imaginarse que aquel hombre era tan repugnante cómo para amenazarla así.

Inuyasha lamentaba que Kikyo esté en peligro, pero sabía que, aunque su felicidad no estuviera con él, tampoco lo estaba en un matrimonio arreglado.

Futari No KimochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora