NUEVE

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Inuyasha caminaba hacia la casa de sus padres de nuevo. Le habían advertido que Sesshomaru no estaba muy contento con la idea de tenerlo de nuevo en la familia, por tal motivo... esperaba afuera en el auto hasta verlo salir de la cena junto con sus hijas y su esposa.

Sentía cierta envidia hacia su hermano mayor, porque tenía todo lo que alguna vez el deseó y la vida se lo negó...

Decidió apartar la vista por un momento de la casa de sus padres para fijarse en la casa de los Higurashi. Era una casa bastante amplia, con unas escaleras inmensas y el antiguo templo que había pertenecido por generaciones a su familia ―solía contarle Kagome, cuando aún eran niños.

Pero él sabía... el costo que había tenido que pagar Kakeru Higurashi para mantener en su familia aquel templo.

Años atrás el había hecho a Kagome el amor sobre un pozo en el fondo de aquel templo, allí había descubierto que la quería más de lo que podría expresar las palabras. Quería quedarse con ella...

Lo recordaba como si fuera ayer.

Kagome miraba a su amigo con su rostro sonrojado. Habían dejado la escuela de manera rebelde sin terminar su horario de clases, todo porque habían hecho una apuesta ridícula: Quién era el más valiente se quedaría con la mesada del mes del perdedor.

Cada reto era peor que el anterior. Empezaron con un: "A que no te atreves a tomar de un sorbo tu batido" y ahora estaban fuera de la escuela, ocultos en el pozo del templo Higurashi.

― No voy a perder... ―Kagome respirada entrecortadamente mientras reía― ¡Puedo hacerlo todo!

― No me digas, Kag― Inuyasha arqueó la cejas― Ya encontraré algo a lo que te tengas que negar...

La muchacha pelinegra negó con la cabeza enérgicamente.

― Jamás perderé dinero, menso contra ti.

Él sonrió malévolamente.

― A ver... ―el hizo un gesto pensativo― A que no te atreves a besarme apasionadamente.

Kagome se sonrojó apenas oyó lo que dijo el muchacho.

¿Qué acaso no le gustaba su hermana Kikyo? ―ella pensó― Siempre decía que era asombrosamente hermosa, inteligente...

― ¿Qué dices, tonto? ¿Acaso piensas que soy tan ingenua para creer que lo dices en serio? ―ella lo atacó con tono mordaz.

El muchacho sonrió con malicia de nuevo.

― Sabía que no podrías, porque no has dado un beso nunca... ¿No es así? ―el se inclinó hacia ella y la acorraló frente al pozo.

Sus labios estaban a centímetros del otro.

― C-Claro que he besado... a Koga― dijo ella con dificultad.

― ¿Te has besado con ese bobo? ―el se acercaba cada vez más― No te creo...

Ya Kagome podía sentir sus labios prácticamente rozando los suyos. Sus ojos estaban conectados profundamente...

― Si, lo besé... como tú besaste a Kikyo... ―la respiración de la muchacha comenzaba a acelerarse.

El peliplata se rió un poco.

― ¿Te molesta que la haya besado? ¿Es eso Kag? ―el inclinó su boca hacia su mejilla y depositó un beso casto allí.

Futari No KimochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora