II
Moroha corrió a los brazos de su abuela con prisa apenas llegaron a la casa de los Taisho. Izayoi se arrodilló a la altura de la niña para abrazarla y plantar unos besos en sus mejillas.
Kagome sonrió ante la escena y saludó desde dentro del auto a Inu No Taisho e Izayoi. Sólo venía a dejar a Moroha para irse hasta el hospital de nuevo ya que ese día tenía guardia en el hospital toda la noche. Era agotador para ella su internado, pero valdría la pena cuando terminase por fin su especialidad.
― ¡Portate bien, Moroha! ― gritó Kagome.
Moroha se giró hacia su madre con gesto ofendido.
― ¡Feh! ― gruñó― ¿Cuándo me he portado mal, mamá? ¡Jamás!
Inu No Taisho dejó salir una carcajada profunda al igual que su esposa. Pronto les señaló a ambas que entraran a la casa y este se acercó al auto de Kagome con un semblante ya más serio.
El imponente peliplata se apoyo a la ventanilla.
― Kagome... ― murmuró― Izayoi y yo queríamos hablarte de algo.
La pelinegra sonrió.
― Sí, dígame Taisho-sama...
Él soltó un suspiro, cómo si tomara fuerzas para decir algo bastante delicado.
― Inuyasha ha llamado ― soltó directamente.
¿Qué demonios? ― pensó la muchacha― Cuando Inuyasha desapareció junto con Kikyo hace diez años, sus padres y Kagome no habían recibido noticias de él. Ni siquiera una prueba de que estuviese vivo.
¿Por qué volvería a llamar luego de tanto tiempo? ¿Acaso querría volver?
Ella sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo entero. No eran sólo las emociones de hace tantos años, todos esos sentimientos y la decepción lo que la abrumaron de repente, sino también... el miedo a la reacción de Moroha si lo veía, o la potestad de la niña.
― Oh... ― musitó ella con una voz temblorosa.
El Taisho se percató de su miedo, y prontamente alargó el brazo hasta el hombro de Kagome.
― Él sólo quiere ver... a Moroha ― el hombre dijo con voz muy sutil― Sé que fue el peor de los hombres, que no merece ni un poco de tu compasión... Pero aún así es el padre de la niña, y tal vez podrías pensar en dejarle verla por el bien de ella.
¿El bien de Moroha? ― se dijo ella― ¡Inuyasha nunca había pensado siquiera en ella! Era tan malditamente egoísta volver luego de diez años.
Además... ¿Vendría de la mano de Kikyo? ¿Cómo le presentaría a Moroha a su padre y le diría que se fue hace muchos años por su tía?
― Yo... tendría que pensarlo, Taisho-sama.
El aire parecía faltar de pronto en esa atmósfera. Parecía ser que Inu No tenía la intención de insistir, pero al ver a Kagome con la respiración sostenida durante interminables segundos, decidió retroceder fuera del auto y alejarse de ella.
― Sólo... tómalo en cuenta. Nosotros respetaremos lo que decidas.
La muchacha asintió y se despidió con un movimiento de cabeza.
Camino al hospital, no podían dejar de rondar en su mente los más terribles escenarios para un regreso de Inuyasha. Tenía en su interior un volcán lleno de furia hacia el que había sido su mejor amigo, y podría imaginar siquiera cómo reaccionaría al tenerlo de frente.
Y a Kikyo.
∞
Sango y Kouga vieron a Kagome con el rostro pálido durante la primera ronda de consultas para cirugía. Habían llegado más de nueve pacientes esa noche y los titulares se pasaron dando órdenes en todo momento, por lo que el par de amigos de la muchacha prefirió esperar hasta el descanso que casi llegó a la media noche para preguntarle la razón.
ESTÁS LEYENDO
Futari No Kimochi
FanfictionKagome e Inuyasha eran los mejores amigos desde la infancia, cuando iniciaron una relación algo íntima en la secundaria no fue de extrañar. Pero cuando Kagome queda embarazada, él huye al lado de la hermana de su amiga: Kikyo. Han pasado los años...