Pleitos

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Desde que Paloma mencionó a su madre, las cosas han estado tensas, pero Julia ha sido optimista, poniendo empeño en otras cosas, como la escuela, hay un taller que todos los de onceavo grado deben, se trataba de una guía para su futuro, qué quieren dedicarse, las escuelas y todo eso, ella ya sabía lo que quería hacer: crear su propia editorial de revista, estudiaría periodismo.

Anotaba poniendo atención sobre becas, afortunadamente en el país habían más escuelas públicas que privadas. Un ronquido, voltea a Rubí quien roncaba hasta con un hilo de saliva colgando, la mueve sobresaltándola.

—¿Por qué debemos venir tres sábados de nueve de la mañana a las once?—se queja la de piel tostada.

—Oye, ¿te parece si saliendo vienen tu y Connor con nosotros por una hamburguesa?—propone la ojiazul y la de ojos hazel se estira, bostezando.

—¿Alguna pregunta?—se detiene la maestra que le dio Ética a Rubí en tercero y cuarto.

Todos voltean a la de cabello miel oscuro, ella se encoge, negando avergonzada y su amiga se burla.

—Creo que solo iremos Timon, tu y yo—la ve mal Julia, no le gusta cómo suena "Timon".

—¿Qué pasó con Connor?

—Terminamos. Recibió la oportunidad de trabajar con un loco por las aves, su nombre era A-Abraham algo, Hidalgo.

—¿Abraham Hilton?

—Si, ¿por?

—Es muy famoso, él ha descubierto nuevas especies de aves, ha encontrado las que se encuentran en extinción.

—Si, ¿y tú cómo sabes de él?

—Una clase con mi padre—dicen al mismo tiempo.

—Me lo imaginaba.

Salieron a comer Hamburguesas, el ojicafé quedó sorprendido de ver todo lo que comía Rubí sin llenarse, era como si su estomago no tuviera fondo, él trata de platicar sobre deportes, pero ni aún así Rubí dejó de comer, de cualquier forma, ella era una experta en cualquier deporte, y Timonthy le sugiere que puede estudiar periodismo y especializarse en deportes, o ser narradora.

—¿Rubí?—interrumpe un joven, moreno, de ojos oscuros y cabello negro, llevaba su maleta que en el costado decía "waterpolo"—¡Hola, llevaba mucho sin verte!—se saludan con un choque de manos y hombro—. Te extrañamos en el equipo—voltea al par—Oh lo siento. Julia, Timon.

Eric era capitán del equipo de waterpolo.

—Hola Eric—saluda la pareja—¿Cómo es que se conocen tu y Rubí?—curiosea Timonthy.

—Hubo un tiempo que sólo se dedico a deportes acuáticos y Rubí se adapta a cualquiera, era una de las mejores—cambia de tema— ¿Y qué piensan estudiar? Yo quiero tomar la beca en deportes para waterpolo y estudiar geología.

—Wow, ¿y tú amor? —ponen atención al castaño.

—Yo igual quiero la beca en baile e ir a estudiar a Bellas Artes.

—¿Qué? Pero es México.

—País vecino.

—Ou, creo que será mejor irme—desaparece Eric.

—Creo que yo también—se levanta Rubí y deja pagado lo que consumió.

Empieza una disputa, el ojicafé nunca le había mencionado nada.
...
Era 7 de abril, Julia se encontró a Michael en la lápida de su madre, ella lo abrazo sin dudar, mojándole su camisa. Cuando Julia se calmó, el rubio la llevo a la entrada de su casa, él se fue y la ojiazul dudaba si entrar.

Alcanzo a ver a Paloma salir de la casa con sus cosas, echando humos, ella asumió que por fin había terminado esa relación con su padre.

Al día siguiente, Julia se dirigió a Timonthy con el corazón destrozado para dar terminada su relación, caminó dirección a su amiga para felicitarla por sus "dulces dieciséis", ambas escuchan algo y se asoman, había un chico de cabello chino y rubio hasta su barbilla, de ojos azules y muy, muy alto.

—¿Quién es?

—Es el consejero—las asusta Ava—también psicológico o algo así—chilla—. Es tan guapo.

Julia no puede soportar el dolor que corre a los baños para llorar. Dolía tanto que no tenía ganas de nada, trato de calmarse pero las lágrimas nunca pararon, el resto de las clases tenía los ojos rojos y pesados, trataba de hacer a un lado a todos y no ponía atención, siempre era fea esa parte, de terminar con alguien, pero sentía que le dolería más una relación a distancia.

—Julia Garner, vaya con el consejero—dice el maestro de trigonometría.

Ella, decaída, toma sus cosas y va a la oficina del psicólogo/consejero, toca la puerta y entra, estaba tan triste que no alzaba ni la vista.

—Julia Garner, ¿sabes por qué te envió el profesor Forman?—asiente.

— ¿Por que no ponía atención?

—Si, ¿y cuál es la razón, si se puede saber?

—Oh, no es nada del otro mundo. Termine con mi novio.

El consejero le hizo una platica, era bueno, le había ayudado un poco.

Julia y RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora