Cena Navideña

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Naye regresó a casa, tan molesta porque habían terminado ella y Jesse, era tan molesta que la abuela la mandó directo por donde vino y su padre finge no conocerla, hasta colmó la paciencia de su madre y Mia.

El padre manejaba confundido sin saber dónde estaban, pues era un barrio de alta clase, ni barrio le llamarían ellos, porque ni saben qué más decir, hasta dar en la gigantesca casa de los Garner, todos estaban sorprendidos sin hacer caso a los lloriqueos de Naye.

George abrió la puerta, quedó algo sorprendido al ver a la familia Russo por primera vez, la madre llenita, chaparra, morena, ojos cafés y cabello negro; el padre un poco más alto que Graciela, rojo, ojos verdes y cabello miel oscuro, con la panza de fuera, cogiendo de la prótesis que usaba. Naye con el maquillaje corrido, ojos cafés, cabello oscuro y algo morena; Suya de piel tostada, ojos verdes y pelo negro; Lauren pálida, de otaku, ojos azules y rubia platinado; Arzy siendo la más alta de todos, igual de llenita que Lauren, morena, ojos rasgados y cafés , masticando un chicle con indiferencia; Aris rubio, ojos cafés y piel blanca;l a abuela en silla de ruedas, canosa, chiquita y flaquita, piel blanca y ojos azules, que se dio cuenta y comentó:

—Lauren era idéntica a mi de joven, solo que yo era mas flaca.

—¡Mamá!—le regaña Jaime y Graciela suelta una risilla nerviosa.

—Traje papas cambray, romeritos, refresco y ensalada de manzana.

—¡Julia!—grita George y aparece la mencionada—Te dije que les mencionaras no debían traer nada.

—¡Oh, no señor Garner! Sí me lo dijo, pero yo insistí en traer algo—interrumpe Gras.

—¿Podemos pasar o no? La manta sólo cubre mis piernas—se queja la abuela.

—Claro, pasen, pasen—les da el espacio George.

—¿Y tú noviecita? Michael, no me has chillado para que te deje ir con ella—suelta el padre.

—Papá—intenta detenerlo Julia, pero Michael con seriedad responde que no lo ha hecho porque la encontró engañándolo con otro.

Todos quedaron en un silencio incómodo.

—¡¿Que hizo qué?!—voltean a ver a Gras—Dame el número de su mamá, voy a llamarla. ¿Cómo se atreve? Si tu tienes muchas cualidades.

Lo abraza, Michael queda en shock y Naye quedó indignada que mejor abrazara a alguien que no es su hijo.

Suena la puerta, se separaron y Michael va a abrir la puerta con la misma seriedad, presentando a Hayley Draper, quien lo guio a Ariadna y se dio cuenta del engaño, y que lo llevó a un lugar de muy ricas hamburguesas.

—Hola, soy Hayley, la que lo llevó a las hamburguesas más ricas del mundo.

Michael se llevó a Hayley a la cocina para ayudarle a terminar a dar los últimos preparativos, detalles.

Cenaron y entre todos ayudaron para levantar y limpiar, se habían encariñado con la loca rubia, Michael intentaba evitarla, sabía que pasaba algo, es decir, llevaban un mes conociendo y se mostraba muy extraña, la cual se encontraba en la sala hablando con los demás, y Graciela fue a la cocina para poner su mano cálida en la fría mejilla del rubio, sonriéndole y abrazándolo, susurrandole lo valioso que es, sus cualidades, por dentro el ojiverde se rompió, y esta vez acepto el abrazo gustoso, sintiendo después de años el cariño y amor maternal.

—En serio mamá, yo soy tu hija, no él—aparece Naye y el rubio se separa un tanto avergonzado—. A él puedes verlo, a mi no.

—Ya cálmate dramática—espeta su madre, da un leve rose con sus suaves dedos llenitos en la mejilla pálida del otro para después irse.

—Esa Hayley es tan linda, se nota que le gustas—bebé la morena—. Deberías salir con ella.

—¿Qué?—suelta el ojiverde.

—Te estoy diciendo que salgas con Hayley. Para ser honestos, tienes una suerte que todo feo quiere. Primero la popular Ariadna con poca personalidad y ahora una chica linda (no tanto como yo, claro), quiere salir contigo. Quién sabe, tal vez despiertes y el efecto de tu suerte se acabe y salgas con una... Sal con ella—desaparece, dejándolo solo.

Nayelli Russo era una bonita popular artista, todo mundo sabe que los artistas son unos muertos de hambre, y él dejó que esa misma le dijera feo suertudo... Ella tenía razón.

Michael cerró la puerta detrás de él, estaban tan juntos Hayley y él, de los nervios caminó al auto de su padre para llevarla a su casa y antes de arrancar, con toda tranquilidad el exterior y los nervios comiendo lo por dentro y vivo, le pidió a la rubia salir, ella quedó tan sorprendida pero asintió, él arranco y ella para tratar de ocultar su alegría veía por la ventana con una gran sonrisa en su rostro.

Julia y RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora