Después Del Verano

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Una Julia de 15 años mejor desarrollada, vestida al estilo de los 60's,busca animadamente a su mejor amiga Rubí, ésta al verla sigue sin poder creerlo, pareciera que inventó algunas prendas de ropa, combinando la deportiva con pijamas.

Todo el que pasaba la saludaba, corrió a abrazar a la castaña de sorpresa, la jala a los baños y emocionada le cuenta sobre sus vacaciones en Barcelona, que era un hermoso lugar, a pesar de las constantes peleas de la inconformidad de Michael, por no dejarlo quedarse con Ariadna, a pesar de eso, fue divertido y había conocido a un chico del mismo país que ellas, y que tuvo un amor de verano con ese tal Daniel, ojos azules y cabello oscuro.

—Vaya, las mías tuvieron un drama, todas terminaron con sus novios. Naye porque iría a estudiar a otro país y a Joshua le falta un año para terminar la prepa, Grant se fue de intercambio a Japón y el coreano regresó a su país. Pero no te preocupes por Naye, su nuevo novio es un tal Jesse, un americano de por allí, y a Lauren le gusta Dominic.

—¿Dominic? Pero es el típico busca problemas, malo y popular.

—Si, están locas.

—¡Julia, que bueno verte!—grita Ava, la más chismosa, víbora y sisañosa de la historia en la escuela, no podía dejar de revolotear su rubia y corta cabellera, con sus ojos azules detrás de esos lentes oscuros de hippie, que por muy extraño que suene, le atraía a Rubí.

—¡Hola Ava! Ella es Rubí, ¿recuerdas? Del equipo americano.

—La marimacha, si. Oye, me enteré que tuviste un novio de verano.

—Mejor me voy, toca la loca de Rita—se despide la castaña para huir de aquel sentimiento tan más extraño.

Suena su teléfono y al sacarlo sonrió instantáneamente, era un mensaje de Corbyn, deseándole un buen inicio de ciclo escolar, algo se revolvió en su estómago y seguramente no eran los Cheetos que desayunó.

Nash la saludo con la mano y ella correspondió, alto... Alza la mano.

—¿Puedo ir al baño?—la maestra alza la vista y de mal humor la deja ir por un minuto.

Ella corre en busca de Julia, sacándola de química, todo fue vómito verbal, descargándose.

Son interrumpidas por el de intendencia, corriendo de nuevo a su salón.

—Ruzzo, llega tarde. Falta—suelta Rita y la ojicafé se encoge.

—Es Russo—camina a su asiento y repasa las palabras de la maestra—¡P-pero le pedí permiso de ir al baño!

—Si, pero por un minuto.

Sentía que el tiempo iba lento, hasta que la maestra se le ocurre dar un examen, no recordaba, ¿Cómo esa bruja cree que iba a estudiar algo en vacaciones? Pero el tiempo era infinito, lo peor de todo es que eran dos horas, no terminó el examen y ahora escribe como si no hubiera un mañana, y Rita hablaba tan rápido que simplemente se había perdido, y así se la va a pasar a lo largo del semestre.

En literatura, con Julia, el maestro explicaba y unos amigos se reían, el hombre se detuvo:

—¿De qué se ríen? Pasen para contar el chiste. ¿Nada? Entonces sálganse—voltea al pizarrón—¿Ya acabaron, puedo borrar?—borro lo escrito en el pizarrón a pesar de la respuesta negativa.

Todos abucheaban y Rubí con flojera le pedía una hoja a alguien, de todas formas, el tiempo es tan lento... Suena la chicharra, pero el maestro no los deja salir hasta terminar, y lo mejor que se le pudo ocurrir a la de cabello miel oscuro fue pedir el trabajo para por fin salir y correr por Suya para que repartirán la torta entre la misma, Rubí, Lauren, Arzy y Aris.

—Oye Julia, ¿y qué le pasó a Michael?—inicia la conversación Suya.

—¿Cómo, no entró? Ese... —maldice la rubia—Ese hijo de mi madre debió irse con Ariadna. Esta muerto sino regresa por mi y Charlie.

Al llegar a casa, Julia rogaba que su padre no se pusiera histérico al darse cuenta que Mike no entró a la escuela para estar con su novia, le preocupaba que pelearán frente al niño que le daba tutora y le ayudaba a hacer sus tareas.

Afortunadamente no pasó nada porque no llegaba Mike, hasta oscurecer, la cena era silenciosa, pero escucharon un ruido, de inmediato George se levantó azotando la servilleta de la mesa, caminar a la entrada con pasos pesados, era el mayor, tomado y el padre comenzó a gritarle de la decepción hacia él, por su rebeldía, por no saber qué hacer de su vida... Los ojos verdes del hijo mayor se humedecieron, y su pálida se piel se encendió.

—¡Ya sé que soy una decepción, una basura, pero de ti ni se diga, un lunático que nos enseña hasta de qué hacer si nos acusan de algo ilegal en primer grado! Te odio ¡Tu debiste ser, no mamá! Tu eres el que no sabe avanzar que por eso me dejaste todo el peso encima!

—¡Michael!—grita Julia, con lágrimas en los ojos y tapando los oídos a Charlie, pero el pequeño rubio corrió a su habitación.

—Si no fuera por ti, mamá seguiría con vida—acusa el rubio y sale de la casa, de nuevo.

Julia y RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora