Dominic Y Lauren

1 1 0
                                    

Suena la chicharra y Rubí veía asqueada cómo Lauren se comía a besos a Dominic, no es para nada, pero la pálida no besa bien al parecer.

Se les une Mia y comenta que aún no puede creer que su hermana salga con el tonto de Dominic, cabello castaño entre las manos algo llenita de la otaku, y es que eran totalmente disparejos, ella otaku, fan del k-pop, doramas, animes y demás, Gray el busca pleitos.

—Hoy es cinco de Noviembre—recuerda lo que iba a decir Julia y ambas Russo voltearon a verla sin entender, Rubí se le queda viendo sin entender, asustándose de que sí se le había olvidado la fecha de algún examen—. Pero nos toco diferente grupo.

—Pero tenemos los mismos maestros—sigue asustada la ojicafé.

—Bueno, se supone que Rita les va a aplicar primero a ustedes...—la otra cierra los ojos como maldiciendo—. Como sea, a eso no iba. En realidad ya se acerca navidad y, este año solo vamos a estar mi papá y nosotros. Así que pensamos invitarlos a que pasen navidad con nosotros.

Arzy se detiene en el camino, junto con Aris para entrometerse y comentar lo pobres que son para festejar esa fecha. Mia le dio una mirada asesina y la cambio a una dulce para Julia, agradeciéndole y que le avisaría a su madre, yéndose todas a su salón, menos Rubí, con el ceño fruncido, Julia le pregunta qué le pasa y la castaña le refuta que no aceptaría una "invitación" así dadas las circunstancias, nada de lástima.

—¿Qué te pasa, Rubí? Nosotros no lo hacemos con esa intención, solo queremos pasar navidad con ustedes—suena la chicharra—¿Sabes qué? Bah, deja a un lado tu orgullo, yo solo lo hacía para estar contigo—se va a su salón.

En todo el día no se hablaron, y al llegar a casa Suya le contó a su madre, ella gustosa acepto:

—¡Por supuesto!

—Pero cariño, no hay dinero—se queja enojado el padre.

—Nos invitaron, haz a un lado tu orgullo, Jaime—regresa a su hija—. Sólo pregúntale qué llevamos y si no hay molestia en llevar a la abuela.

Rubí seguía molesta, y ni muerta le dirigiría la palabra, pero al escuchar a Suya de su sermón, que Julia sólo lo hacía de buena fe para estar todos juntos, se convenció.
Al día siguiente con un poco de orgullo le paso el recado, a lo que la rubia más tranquila dijo que nada y no era molestia que llevarán a la abuela.

—¿Sigues enojada?—finaliza la ojiazul, rindiéndose la otra, pidiendo perdón—. No, esta bien.

—Bueno. También, mamá de todas formas va a llevar algo—ambas ríen—. Así es ella.

—No te preocupes. De todas formas Michael va a hacer la cena—Rubí lo ve sin poder creerlo—. Lo sé, pero dice mi tía que sacó el don de mi mamá.

—¿Ah si, y a qué se dedicaba por cierto?

—Era repostera. Pero lo dejo al enterarse que estaba embarazada, papá le dijo que lo hiciera para dedicarse cien por ciento como ama de casa—baja la mirada triste.

—¿Quieres hablar de eso?—niega y Rubí la abraza, consolándola, para lo que sea, ella estaba para Julia.

Julia y RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora