Se va la luz

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Julia y Rubí se pusieron de acuerdo que vivirían juntas, ya que asistirían a la misma escuela, entonces ambas veían en la laptop departamentos que se ajustarían a su presupuesto, son interrumpidas por el grito de Gras, diciéndoles que bajen para felicitar a Lauren, era 13 de febrero.

Bajaron, Lauren estaba esperándolas para que le cantaran las mañanitas, las luces estaban prendidas, Lauren sopla la vela y las luces se apagan, la madre le pide a su único hijo que revise si no fueron los únicos que se les fue la luz, el chico asiente, era de noche, no podían ver casi nada.

― Agh, me duelen las rodillas― se queja la abuela.

― ¡Aris, descuelga mi ropa, va a llover! Arzy, ayúdale a tu hermano.

La de ojos rasgados, de mala gana va a ayudar a su hermano, estaban solos y aprovecho para hablar con su hermano, no era nada malo lo que él sentía, pero el de ojicafe le cambia el tema, era algo de lo que no quería hablar.

La abuela peleaba con el control apretando más fuerte el botón hasta perder la paciencia, mientras los demás prendían velas y para entretenerse jugaron mímica, después hicieron uno de preguntas, era un juego de mesa donde venían preguntas de entretenimiento, arte, historia, literatura, geografía y de todo un poco, mientras la abuela dormía roncando y Arzy estaba fastidiada de no ganar ninguna, su madre era buena en las de entretenimiento pero Aris y Jaime las superaban.

Estando tan sometidos en el juego, son sorprendidos por el regreso de la luz, Gras termina de cocinar con la mini estufa eléctrica, ya que no tenían gas. La abuela mágicamente despierta de golpe, quitándole el control a Arzy y burlándose, poniendo el canal donde salen Los Simpson, Aris le ayuda a su padre a guardar el juego y Arzy, enojada sube a encerrarse a su cuarto, Rubí y Julia vuelven a ver departamentos, todos tenían una renta muy elevada, solo encontraron uno, pequeño y pobre, no tenían de otra, no todo iba a ser rosas, Julia envía un mensaje.

Pasaron los días, era 6 de marzo, Julia se disculpó con su padre por no poder estar en su cumpleaños, pero ni él quería festejar, estaba más estresado en el bufete de abogados, pero Lisa lo alejo de ese lugar llevándolo con Charlie a un restaurante para festejar, de paso dejando a las dos amigas en la estación del metro, tenían que ver de su departamento y trabajo.

La estación era grande, parecía un laberinto, no sabían dónde ir, se perdieron muchas veces, no entendían nada del mapa, no saben cómo lo lograron, pero después de tantas vueltas dieron con el metro que debían tomar, estaban preparadas.

Llegaron a su estación, bajaron rápido y como pudieron entre tanta gente, era todavía temprano por lo que fueron a pasearse al centro comercial más grande que había visto, a Julia le brillaron los ojos cuando vio una tienda de maquillaje, entro sin importarle las quejas de su amiga, de mala gana le compra a un señor un pretzel, un niño moquiento lo veía goloso y después a Rubí, quien no le hacía caso, el niño en respuesta empezó a llorar, ella hizo oídos sordos y camino detrás de su amiga.

Estaba fastidiada de caminar y detenerse cada dos segundos por algo que llamaba la atención de la ojiazul, revisaba el precio y lo regresa por el número elevado, Rubí perdiendo la paciencia ve la hora, se sobresalta y ambas corrieron, sin importar las ordenes de los guardias de seguridad.

Salieron del centro comercial, el aire estaba fuerte y una basurita entra al ojo de Rubí, ella se queja y Julia trata de quitársela, al hacerlo un periódico tapa la vista de la de cabello miel oscuro, quitándoselo la rubia y apresurando el paso, pero la chica todavía no enfocaba su vista y choco con un poste, la jala y piden un taxi, al bajar, el número de gente se triplicó, estaban en el centro y perdidas, era la primera vez que estaban en la gran ciudad, la desesperación las dominaba, nadie se detenía para ayudarlas.

La ojiazul se asusta cuando siente una mano sobre su hombro, voltea dispuesta a atacar como su padre les había enseñado, pero se tranquiliza cuando ve esos ojos cafés y rasgados, ella sorprendida le pregunta qué hacia allí, él le contesta que fue por una cuestión personal, la chica asiente poco convencida, el moreno saluda a la de ojos hazel con un moretón.

Julia le pregunta Callum sobre el lugar que buscaban, él frunce el ceño y saca su celular, anotando la dirección, ambas chicas se sintieron como unas completas tontas, el pelinegro las guía, pasándole la dirección a Julia, se despiden con un último beso y cada quien toma su camino, caminaron tanto que los pies les lastimaba y quemaban, debido a que hacía mucho calor, hasta por fin dar con el lugar, al entrar, vieron todo el lugar, a la izquierda estaba la cocina y el comedor, por ambos lados de la puerta estaban unas grandes escaleras que las llevaban a sus "cuartos", solo cabía su cama, ni siquiera era una planta completa, en cada lado había una cama y no más espacio, un movimiento más y caían.

Había una mesa cuadrada muy pequeña y en dos lados una silla, había un sillón viejo e incómodo, debajo de la cama había un pequeño baño del que constaba de una pequeña regadera incómoda, al costado el lavamos y al otro el retrete, todo era reducido.

Julia acompaño a su amiga en una a escuela primaria de ese lugar, tenía que verse con el director de la escuela, la rubia por primera vez no había puesto mucha atención pues tenía tanta hambre que se transformaba en una persona totalmente distinta, que compró unas papas mientras esperaba.

― Entonces, serás la maestra de educación física de unos niños― se burla la ojiazul, conociendo a su amiga, los niños harán un desastre, la chica no sabía poner orden y convivir con niños―. Espera, ¿Si los pondrás a hacer algo, no?

― Hay que mantener la tradición― le guiña el ojo.

La rubia la ve mal y niega desaprobándolo.

Julia y RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora