Capítulo 18

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—¡Max! —gritó Ethel al verlo caer al suelo, pero la joven no tuvo oportunidad de ayudarle, pues el hombre frente a ella de inmediato intentó herirla también

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—¡Max! —gritó Ethel al verlo caer al suelo, pero la joven no tuvo oportunidad de ayudarle, pues el hombre frente a ella de inmediato intentó herirla también.

Rápidamente, Ethel usó el arco como si de una espada se tratara y logró cubrirse de algunos golpes que el hombre trataba de darle. A cada golpe que recibía, el arco se iluminaba con un brillo azul.

—Ya te recuerdo —comentó el hombre mientras le daba otro golpe a Ethel, el cual ella solo cubrió, pero su adversario era fuerte y estaba logrando que retrocediera por la fuerza en sus manos —eres la compañera de Cosquillas ¿No? —mencionó antes de crear, con su mano libre, otra espada y enterrarla rápidamente en la costilla de Ethel, haciéndola caer —Odio trabajar con niños —comentó al ver a Ethel caer igual que Max. La joven comenzó a ponerse pálida, sentía un dolor extraño, no podía moverse por miedo a que se desangrara —¡Ya, vámonos, y llévate al que se mueve rápido! —le ordenó a su compañero.

—Te olvidas de mi —escuchó un susurro cerca de su oido que lo desconcertó.

—¡Alto! —le gritó a su compañero —Saca tus gafas —le pidió, pero su compañero parecía no entender porqué lo pedía —¡Sácalas! —insistió asustando a su compañero, quien sacó de su chaleco antibalas unas raras gafas plateadas que se colocó de inmediato e inspeccionó el lugar, pero no veía nada.

—No hay nada, vámonos —le sugirió su compañero mientras se quitaba las gafas.

—No, espera. había tres niños —recordó.

—¿Qué? —preguntó su compañero antes de escuchar una pequeña explosión detrás suyo, que lo obligó a voltear, encontrándose así con unos aterradores ojos de demonio que brillaban en la oscuridad, pero no podía percibir bien el cuerpo del portador de tales ojos.

—¿Qué mierda es eso? —preguntó el hombre mientras retrocedía lentamente.

—Tu peor pesadilla —dijo Diaval, su voz se había distorsionado, era como si dos personas hablaran al unísono. El joven dejó ver una casi macabra sonrisa y desapareció de repente entre la oscuridad, poniendo a los dos hombres alertas, buscándolo por todas partes.

Mientras que Ethel, con mucho esfuerzo, había usado el arco para aparecer el violín en sus manos de nuevo, y así comenzar a tocar una cuerda repetida y rítmicamente, llamando la atención del hombre que la había atacado.

—¿Qué estas haciendo? —preguntó dispuesto a patearla, y entonces, sintió un fuerte puñetazo en la cara que casi lo hace caer. —¿Que diablos? —exclamó al notar que se trataba de otra Ethel, solo que una echa de magia azul.

La falsa Ethel se puso en posición de pelea y chasqueó los dedos, haciendo aparecer otro violín  en sus manos, el cual comenzó a tocar junto con la verdadera Ethel, logrando que una extraña magia azul iluminara el lugar, mientras que se comenzaba a escuchar el sonido de percusiones, trompetas y saxofones, sorprendiendo completamente a ambos hombres.

Symphonix: El violín de EthelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora