Ethel Dúges, una joven de 16 años, residente de Lille Francia, encuentra un violín mágico, que la obliga a convertirse en Symphonix, defensora de los débiles y protectora del violín.
Ella junto a Tremblemet, el superhéroe oficial de La Ciudad, deber...
HOLA CHICOS, JAJAJA, ES EL PRIMER CAP DEL AÑO, Y ES ESPECIAL PORQUE ESTE ESTA DEDICADO A MAX Y ES MEDIO LARGO, ESPERO LO DISFRUTEN.
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Era de noche.
En un terreno baldío de la ciudad se llevaba a cabo una brusca pelea entre Tremblemet y una docena de maleantes uniformados.
Tremblemet golpeaba a todos los que podía usando sus poderes para alejarlos, aturdirlos o hasta desmayarlos, a muy pocos los atacaba físicamente, pues quería evitar que lo tocaran.
En cambio, Max, quien estaba presente, usando sus características gafas de aviador y su mascarilla, le gustaba usar sus poderes para golpear directamente a los matones dando golpes fuertes y rápidos en sus estómagos para lograr derribarlos.
—¿Nunca le pediste su numero? —preguntó Max antes de darle un golpe en la cara a un sujeto, logrando desmayarlo.
—No, Max —se quejó Tremblemet antes de volver a usar su poder contra tres sujetos que cayeron uno frente al otro —¿Quieres concentrarte? —le pidió mientras esquivaba los puñetazos de dos hombres a la vez antes de volver a usar su poder, solo que no con tanta fuerza, volviendo a lastimar sus brazos por contener su poder.
—Ni siquiera sé quienes son estos tipos —mencionó Max extendiendo sus manos, pues ya no tenía a nadie encima ni cerca. Los cinco que quedaban estaban sobre Tremblemet —Ay —se quejó antes de usar su poder y encargarse de los cinco, dejándolos inconscientes y sangrando un poco del cráneo —Ups —dijo algo sorprendido al ver a uno sangrar mucho.
—¡Max! —le reclamó Tremblemet, quien de inmediato reviso al sujeto que sangraba —Ay, no, no, no —comenzó a espantarse —Creo que esta bien, pero debemos parar la hemorragia con algo.
—¿Con qué? Déjalo, es... uno menos —dijo, aunque no parecía estar convencido.
—Nosotros no matamos gente —dijo mientras buscaba en sus bolsillos algo con qué detener el sangrado —Creí que habías aprendido tu...
Tremblemet, no tuvo oportunidad de terminar, pues el sujeto sangrante desapareció con una ráfaga de viento detrás. Cinco minutos después, Max volvió a aparecer, pero sin mascarilla esta vez.
—¿Podemos irnos ya? —preguntó Max como si estuviera ansioso por dejar ese lugar.
—Bien —aceptó Tremblemet.
Ambos amigos fueron directo al techo del edificio más alto, con la esperanza secreta de que vieran a Symphonix esa noche, pues ellos sabían que la misteriosa chica solía aparecer en ese sitio.
—No vendrá —dijo Tremblemet después de un largo rato.
—Esto no pasaría si tuvieras su numero —comentó Max con una leve sonrisa.
—Max —lo regañó con algo de humor.
—Tal vez es ella la que te evita ahora, ya sabes, como venganza —dijo Max despreocupadamente.