La joven se quedó observando el lugar un momento, poniendo atención a los sujetos medio consientes en el suelo, temiendo que en algún momento se pusieran de pie de nuevo, aunque era poco probable.
—¿Qué pasó? —dijo en voz baja antes de desviar la vista al violín, el cual, ya estaba brillar de nuevo, causándole un fuerte escalofrío. —Espera —. pidió, pero era muy tarde.
La misteriosa magia del instrumento había actuado muy rápido, transportando a la chica de vuelta a su escuela, solo que, en vez de aparecer en los casilleros, terminó en el baño de mujeres, frente al espejo enorme del lugar.
Ethel se miró en el espejo con atención, y en vez de asustarse por todo lo que había presenciado se sonrió con mucha emoción.
—¡No puede ser! —dijo en su mente como mucha emoción agitando un poco las manos al hacerlo. —Ah, que buenos gustos tengo—se felicitó aprovechando que nadie la veía de esa forma, pero se detuvo muy rápido al observar su reflejo y ver que aun tenia el instrumento en las manos —Espera ¿Por qué el violín me llevó hasta allá? ¿Qué se supone..
—¿Ethel? —una chica salió del baño y reconoció a la rubia de inmediato.—¿Qué haces? —preguntó riendo un poco, pues, aunque Ethel no dijo nada, si dejo salir algunos gritos agudos de emoción.
Ethel volteó y solo sonrío con muchos nervios, tragándose la pena ajena. —Ramona. Hola. —la joven, colocó el instrumento en el lavabo antes de seguir. — Yo, solo, me acomodaba el cabello —. mintió, tocándose el ya nombrado,
—¿Y ese violín? Es hermoso —dijo antes de agarrarlo, poniéndole los nervios de punta a Ethel.
Ramona revisó el violín, mientras admiraba su belleza. Lo tocaba con mucha delicadeza, con si temiera romperlo en algún momento.
—Es mío —le avisó y se lo quitó de las manos de manera demasiado amable y lenta.
—¿Y porque lo traes al baño?
—Ah... es que estaba practicando en el salón de música, pero vine aquí para-para... para acomodarme el pelo, pero me lo traje conmigo porque no quería que se me perdiera ¿Entiendes? Es que es muy caro y así —trató de explicarse mientras sonreía amigablemente, pero Ramona seguía mirándola seriamente —Este... bueno, creo que yo me voy, con permiso.
La joven salió rápido del baño, ignorando a su ya confundida compañera para poder buscar a Ivette.
...
La pobre Dina se moría de aburrimiento por culpa de Ivette, que no paraba de hablarle sobre cosas que a ella claramente no le interesaban.
Aun se encontraban comiendo en esas bancas, esperando a que sus dos amigos volvieran y qué dieran explicaciones sobre sus repentinas huidas.
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Symphonix: El violín de Ethel
FantasíaEthel Dúges, una joven de 16 años, residente de Lille Francia, encuentra un violín mágico, que la obliga a convertirse en Symphonix, defensora de los débiles y protectora del violín. Ella junto a Tremblemet, el superhéroe oficial de La Ciudad, deber...