Capítulo 11

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—Eres la violinista —dijo con asombro —¿Qué? —exclamó sorprendido y ofendido al ver el cabello rubio de Ethel —¿Quién eres? ¿Y esas alas?

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—Eres la violinista —dijo con asombro —¿Qué? —exclamó sorprendido y ofendido al ver el cabello rubio de Ethel —¿Quién eres? ¿Y esas alas?

—Ah... Amm —dijo antes de comenzar a reír nerviosamente —Hola, no nos hemos presentado —dijo poniendo su arco en la mano izquierda para ofrecerle la mano derecha a Tremblemet —Soy... ah... Dorina. ¡No! Soy... Symphonix —dijo sin poder evitar sonreír nerviosamente mientras le daba su mano. —Y tú eres Markian ¿No?

—¿Qué dijiste ? —pregunto algo sorprendido y con voz molesta.

—Ah —exclamó alejando su mano y retrocediendo —Perdón-perdón —dijo muy apenada —Quise decir Tremblemet, es que... no sé porque lo dije.

—¿Por qué me llamaste así?

—Me confundí —dijo antes de sonreírle tratando de entrar en su papel de chica misteriosa, segura y fuerte —O tal vez... no.

—¿Qué sabes?

—Yo...

—¡MUEVETE! —le advirtió antes de empujarla hacia atrás y ponerse frente a ella, y activar su poder para poder detener por unos escasos 2 segundos tres balas que se dirigían hacia ellos y luego regresarlas sin apuntar —¡Vete de aquí! —le gritó a Ethel haciendo un gesto con el brazo para que se alejara.

—¿Quienes son? —quiso saber Ethel al verlos.

—No es tu asunto —le dijo antes de volver a hacerla a un lado y avanzar cinco pasos al frente.

Había 5 hombres con extraños uniformes negros, con chalecos antibalas en la entrada del callejón, y definitivamente buscaban matar a alguien con sus enormes y raras pistolas.

—¿Qué pasa Tremblemet? ¿Tienes pésima puntería o te asusta lastimarnos? —dijo uno de ellos burlándose del joven mientras sus compañeros permanecían atrás.

—Bishop, que bueno es verte —habló Tremblemet de manera casi relajada mientras mantenía su mano extendida en su dirección —Creí que te habían ascendido, que te encargabas de cosas grandes ahora.

—Eso hago —respondió sonriendo mientras se acercaba al joven y sacaba de su brazo izquierdo una especie de espada de metal que estiró para ponerla en alto, mientras que con la mano derecha creaba un extraño látigo de energía naranja que dirigió al cuello de Tremblemet y lo atrapó con facilidad, para luego jalarlo hasta él —Dame la esfera o haré algo que de verdad no quiero hacer, muchacho —dijo de modo amenazante dispuesto a herirlo con la espada.

— Estas muy cerca —le hizo saber Tremblemet, mientras sonreía con diversión antes de juntar sus manos levemente y activar su poder para alejar al hombre y desconcentrarlo, y así quedar libre.

El poder de Tremblemet solo le había causado un ligero dolor de pecho al extraño hombre, pues su cuerpo era más resistente de lo que parecía. El hombre se puso de pie rápidamente dando un salto hacia atrás y preparándose para volver a atacar, al igual que Tremblemet, quien quiso dar el primer golpe acercándose con rapidez para soltarle un fuerte puñetazo en la cara seguido de un gancho derecho. El joven intentó darle un golpe en la cabeza, pero el hombre, finalmente agarrando fuerza, logró cubrirse del golpe con su brazo y responderle con tres golpes en el abdomen y una apuñalada cerca del pecho, causándole un tremendo dolor a nuestro superhéroe, logrando que se arrodillara

Symphonix: El violín de EthelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora