Ethel Dúges, una joven de 16 años, residente de Lille Francia, encuentra un violín mágico, que la obliga a convertirse en Symphonix, defensora de los débiles y protectora del violín.
Ella junto a Tremblemet, el superhéroe oficial de La Ciudad, deber...
HOLA QUERIDOS LECTORES, VENGO A ADVERTIRLES QUE ESTE ES EL CAPITULO MÁS LARGO HASTA AHORA, O ESO CREO YO, ASÍ QUE ESPERO VER SUS COMENTARIOS, JAJAJAJ. DISFRUTENLO.
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Ethel despertó a las 8 de la mañana gracias a su despertador. Se encontraba en casa de su padre, en su enorme habitación llena de pequeños trofeos y certificados, que por alguna razón no recordaba haber ganado, por coreografías que ella no había inventado.
La joven se paró de su cama y fue corriendo al baño que se encontraba saliendo de su cuarto, esperando no toparse con su padre para que este no viera sus alas. Cerró la puerta de manera apresurada, se enjuagó la cara y se cepillo su cabello tratando de no verse tan mal, después volvió sus alas invisibles con algo de esfuerzo para luego volver a su cuarto y cambiarse, no sin antes usar el arco del violín para poner magia en su ropa y que esta no aplastara sus alas y las atravesara.
Después de eso, Ethel salió por la ventana de su cuarto y se dirigió a la escuela sin decirla nada a su padre.
Su día comenzó de manera aburrida y simple comparada a toda la aventura que había vivido los días anteriores, pero aun así trató de comportarse con normalidad hasta que llegó su periodo libre, y se dedicó a contarle todo el chisme a Ivette en la pequeña cafetería de la escuela.
—No, ya no entiendo nada ¿Quien es Dorina? —le preguntó Ivette.
—Es... la protagonista de un cuento que mi tía Juliette solía contarme. Era sobre un bosque encantado donde se suponía solo podían vivir animales, Ningún ser humano, mago o monstruo podía pisar aquellas tierras sin permiso de la guardiana, la cual era escogida por el mismo bosque. El extraño bosque escogió a un hada joven de 12 años que por accidente había terminado en la entrada del bosque, pues había algo peculiar en su alma o algo así. Creyeron que Dorina era la indicada, así que le pusieron algunas pruebas, las cuales pasó con éxito, y al cumplir los 18, el bosque le entregó un hermoso obsequio. Madera del árbol más viejo del bosque, diciendo que podría hacer lo que quisiera con él.
—Y decidió crear un violín —dedujo Ivette.
—Si —dijo Ethel —Y se supone que de por sí la madera esa era mágica, pero aparte de eso, Dorina decidió colocar toda su magia en el violín, volviéndolo un artefacto poderoso. Los años pasaron y proteger el bosque se convirtió en una tarea pesada, pues la gente no solo buscaba entrar a él por la magia del bosque, buscaban destruir el violín y quedarse con su magia, ademas, las alas del hada guardiana del bosque le darían vida eterna a quien se las comiera, creo... no me acuerdo. El punto es que... Dorina murió después de un ataque, pero antes de eso, para que nadie se adueñara de la magia de su violín, ella le puso un hechizo, algo así como el martillo e Thor, para que el violín escogiera a alguien digno.
—El martillo no escoge, Ethel.
—¿Qué? ¿Y quien decide?
—No lo sé —se quejó Ivette —Da igual ¿Cual era el punto de la historia?