Capítulo 7

1.9K 297 142
                                    

- ¿Aún quiere continuar con... su idea?- le preguntó Volkov una vez la librería se quedó vacía.

Había pasado una semana desde la fugaz charla que habían mantenido en el departamento del ruso. Sus días habían vuelto a la normalidad, y Súzdal a ser atendida por su dueño.

- Sí, sí- contestó Horacio, con una chispa de entusiasmo en su mirada-. Yo ya le dije, Volkov, que me gustaría poder ayudarle. Sólo dígame qué hacer.

- Bien, bien...- musitó el vampiro. Pasó una mano por su cabeza, peinándose hacia atrás, y mantuvo la mirada fija en la libreta que tenía abierta sobre el mostrador. Horacio lo notaba distante, y no entendía por qué, si después de todo parecía estar accediendo a su propuesta- Contacté con un doctor, conocido mío. Él te hará el chequeo médico para ver si... Si todo está bien- le dijo.

- Estoy más fuerte que un toro, Volkov- bromeó, intentando sacarle algo de seriedad al asunto.

- Horacio, entienda que si sus estudios dan mal, bajo ningún concepto permitiré que insista con el tema. ¿De acuerdo?- le cortó el rollo- No pondré en riesgo su salud por esto.

- Vale. Entendido- respondió Horacio, encogiéndose de hombros. Definitivamente no era una buena noche para tratar con el vampiro-. ¿Adónde tengo que ir?

- Su consultorio queda en el norte, en Paleto. No sé por qué coño prefiere atender ahí, pero...- tomó su móvil, y tecleó rápidamente sobre la pantalla, el ceño cada vez más fruncido- ¿Tienes tiempo ahora? Le acaban de cancelar un turno.

- Eh... ¿Sí?- el chico se extrañó. Eran alrededor de las nueve de la noche. ¿Qué médico atendía a esas horas si no se trataba de una urgencia?- Tengo que preguntarle a Gustabo si puede venir a por mí. Espere que le aviso- le pidió, sacando ahora él su celular. Aún tenía una de las esquinas rotas, de cuando los matones le dieron una paliza.

- No se preocupe, lo llevo yo- musitó Volkov. Estuvo a punto de decirle que no era necesario, pero al ver su semblante serio y la presteza con la que tomaba el juego de lleves de su coche, optó por asentir en silencio.

Salieron de la librería minutos más tarde, encaminándose al garaje del edificio donde residía Volkov. La noche estaba despejada, por lo que las estrellas brillaban sobre sus cabezas. Por más que Horacio la buscó con la mirada, la luna no hacía acto de presencia. Debía estar aún guardada tras el horizonte.

- Horacio, hay algo que debo pedirle además de estos estudios- le soltó de golpe, a dos cuadras del garaje. El aludido alzó la cabeza, prestándole total atención-. No vuelva a... A hacer lo mismo que la última vez.

- ¿"Lo mismo que la última vez"?- preguntó desconcertado, sin saber a qué se refería.

- Ya sabe a lo que me refiero- carraspeó Volkov-. No intente besarme otra vez. Eso no... Eso puede terminar mal, ¿comprende? No desconcentre nunca a un vampiro que se está alimentando o que está hambriento- le reprochó con voz severa. Horacio simplemente agachó la cabeza y asintió, rojo de la vergüenza. Se había comportado como un imbécil, así que aguantaría cualquier reto del ruso-. Quiero que entienda que es peligroso. Incluso vampiros como yo, entrenados para soportar condiciones duras, podemos perder la cabeza- desaceleró el paso al notar que ya estaban cerca del garaje-. Prométame que no volverá a ocurrir- le pidió, parando en seco y buscando su mirada.

El chico alzó su cabeza. Podía tener muchos defectos: ser impulsivo, un bocón, demasiado rencoroso. Pero cobarde jamás. Así que, a pesar de estar muriéndose de la vergüenza al recordar la forma tan estúpida en que había actuado, le mantuvo la mirada.

- Se lo prometo, Volkov. No volveré a besarlo, ni... Ni a provocarlo así- le dijo el chico con suma franqueza.

Algo en su pecho se quebró al darse cuenta que, por culpa de esa estúpida provocación, Volkov ya no consideraría tener un contacto más íntimo con él. Si bien Horacio no estaba seguro de que alguna vez lo hubiera deseado, ahora las posibilidades de que aquello ocurriera estaban en menos cero. Debería conformarse y dar las gracias por no haberlo echado del trabajo, y por considerarlo de nuevo como donante.

Donante [VOLKACIO AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora