Amidala era una simple chica común y corriente, o bueno, eso era lo que decía la gente que la veía o conocía muy poco.
Amidala tuvo la cruel enfermedad desde el inicio, de lo que incluso médicos creían, una corta vida, fue heredado de su abuela materna lo que para todos, incluida ella, era una cruel maldición con la que tendría que cargar, su abuela había superado el hanahaki ya que el amor entre ella y su abuelo fue siempre mutuo, su abuela siempre le aseguro que encontraría a la persona que la liberará de la cruel enfermedad y que ella podría ser "normal", a su familia no le importaba si ella se enamorara de un chico o una chica, solo querían dejar de ver a la pequeña Amidala vomitar los brillantes pétalos amarillos con, algunas veces, ese ligero tono carmín que aveces lograba asustar a su madre. Ella vivió con esa dulce mentalidad, de poder ser libre en amar a cualquiera y con ello de que su cuerpo también lo fuera.
Su hanahaki era bastante común, la planta no crecía mucho así que no le desgarraba por dentro, tampoco era venenosa, sus efectos eran como los de cualquiera con hanahaki, vomitar los pétalos y sentirse débiles al hacerlo, ella en realidad solo sufriría al enamorarse y ser rechazada ya que su hanahaki no solía reaccionar mucho a sus emociones o a sobre esfuerzos, bastaba con una limpieza estomacal cada tres meses y listo, podría pasar completamente desapercibida ante cualquiera, o eso creía.
Lo creyó hasta su primer año de secundaria, todo era monótono en su día a día y eso no le molestaba en realidad, en unos días sería su lavado estomacal así que los crisantemos empezaban a reaccionar, teniendo mucho más seguido los ataques de tos que llegaba a convertirse en la lluvia de pétalos amarillos. Ese día de había quedado al final de la clase con la escusa de que había olvidado algo, solía irse con sus amigas Nieves, Cristina y Lanita pero desde que la última clase estaba por terminar estaba sintiendo las ganas de vomitar, no podría ir al baño porque ya iba a ser hora de la salida, los maestros no la dejarían salir, además de que los baños ya estarían siendo limpiados para el curso de la tarde, la opción del baño la descarto de inmediato, no le quedó de otra más que aguantarse las ganas de vomitar gasta que pudieran irse, recordó que solía ir acompañada de sus amigas, lo que significaba aún más problemas para ellas tendría que hacerlo dentro del salón si no quería que nadie más la viera, ella junto a sus amigas solían ser las últimas en salir así que justo cuando estaban caminando asia afuera ella paro.
ーMmm chicasーDijo como si estuviera buscando algoーNo encuentro mi pulsera que siempre llevoーEn realidad la había dejado debajo de su banca para así poder tener una escusa perfecta para volver al salón.
ーOh! Debiste haberla dejado en el salónーDijo Nieves en su tono algo bajo de siempre.
ーIré al salón a revisarーAmidala esperaba que ninguna quisiera acompañarla y que esa conversación no se alargará, ya no aguantaba.
ー¿Quieres que te acompañemos?ーSugiero Lanita con su amabilidad de siempre.
Iba a contestar pero Cristina le quitó la palabraーSi, mientras más busquemos más rápido la encontraremos ¿No crees Amidala?.
ーOh no tranquilas chicasーPuso sus manos delante de ella agitando las en un gesto para tranquilizar lasーIré yo solaーSonrió cálidamenteーUstedes pueden seguir caminando o me pueden esperar, como quieranーTampoco quería levantar tantas sospechas así que sugirió eso.
Cristina y Lana la vieron con algo de duda en su mirada pero terminaron asintiendo, Nieves solo la miro un segundo y asintió para dar la vuelta y seguir su caminoーTe esperaremos en aquel árbolーNieves hablo con su típico tono de voz bajo y con algo de pena, señalo un árbol no muy lejos de donde de encontraban paradasーNo tardesーSonrió y siguió caminando, Cristina sonrió y siguió a Nieves, Lana hizo lo mismo.
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"¿Qué es el amor?" 〔Fargexby〕Editando
FanfictionUna extraña enfermedad, un amor no correspondido ¿o es correspondido?