VII

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Al terminar el asfixiante abrazo que Bellatrix le dio y que dejo a ambos demasiados conmocionados, el había ido en silencio hacia el mostrador para pagar el hurón que ya estaba siendo abrazado por Draco, una vez con las cosas que el animalito necesitaba en su bolsillo, gracias a un hechizo escogedor, todos habían salido de la tienda y él se había dirigido casi de modo automático hacia Florean Fortescue, con Bella a su lado que no sabía cómo iniciar una conversación y el en la misma deplorable condición. Mientras tanto perceptivamente, Draco había elegido prestar atención a su nuevo hurón albino e ignorarlos, prefiriendo lidiar con su mascota que se escabullía entre su ropa y luego se acurrucaba en el hueco de su hombro y cuello, emocionado porque se le permitiera pasear libremente en lugar de estar encerrado en la claustrofóbica jaula que se les había entregado y el había desechado de manera inmediata a su bolsillo, donde pondría los libros que necesitaba para el ciclo escolar cuando fueran a recogerlos.

Al menos si podía salir de tal conmoción y volver a la normalidad, que se sentía tan lejana e irreal con la situación que estaba viviendo; pues el caminar por el callejón Diagon rumbo a Florean Fortescue, como si años atrás Bellatrix no hubiera estado en las mismas calles atormentando a la población mágica bajo una máscara y una marca en su enfermiza piel. Sin embargo, las personas que tropezaban a su alrededor, aunque seguían su paso, mostraban una cantidad de respeto a la hermosa mujer a su lado que lo confundió más de lo que ya estaba, si es que era posible, debido a que no era el tipo de respeto impuesto como el que suponía aun causaba Lucius en los círculos importantes, sino un silencioso agradecimiento por alguna acción que no lograba comprender.

Algo que estaba demasiado lejos la mente aguda que en el pasado se había jactado de tener a todo el que quisiera escucharlo y ahora solo entendía problemas sobre cunas, educación en casa e identidades falsas en otros continentes junto a historias que viejas brujas le pudieran contar, lo que podía contarse como historia del mundo mágico si se aprendía a escuchar bien.

Pero, sin más tiempo para procesar los eventos o para la conversación que sabría que tenia que tener con Bella, se guardo un suspiro que reflejaba su desconcierto y empujo la puerta de la heladería para después dar un paso atrás y dejar que Draco entrara primero, saltando de la emoción y de forma inmediata, que Bella lo siguiera de cerca admirándolo silenciosamente lo parecido que era a Lucius. Al entrar el mismo al establecimiento, vio a un par de chicos pelirrojos recargados en el mostrador y luciendo como un desastre de extremidades largas e incomodas que solo eran una señal de la dolorosa etapa de la adolescencia, que tambien le decía que eran tan solo unos años mayores que su propio hijo.

Ambos niños, que al parecer eran gemelos, los voltearon a ver y abrieron graciosamente los ojos al notar a la pelinegra tomando asiento despreocupadamente en una esquina del lugar, esperando que el complaciera el gusto de su hijo, que no lucia muy paciente por esperar a que el tuviera una charla con Bella y después consiguiera su helado. Y entendiendo que el helado era primero que los modales, le dio una nueva mirada al par pelirrojo delante de el y supo de que ese color de cabello solo podía ser de los Weasley, además de las otras señales como las pecas prominentes y los suéteres tejidos mostrando una inicial gigante en ellos, lo que le daba seguridad que podía dejar que Draco conviviera con ellos, dado que la familia tenía una reputación tremendamente amistosa, así que empujo a su hijo, de la forma que llevaba haciendo todo el día y lo incito a acercarse tímidamente hacia el par.

Mientras tanto él les sonrió a los adolescentes y estos les devolvieron la sonrisa vacilante antes de dejar que Draco se pusiera entre ellos dos, estirando sus manos al mismo tiempo para presentarse y confundiendo a su dragón sobre a quien saludar primero, un truco de afinidad que solo gemelos podían tener, pero a pesar de eso, pudo notar la diferencia inmediata entre ambos, uno más atrevido que otro, acaricio al hurón que estaba escondido en el cuello de Draco y se gano una mordida de juego a cambio, lo que los hizo reír alegremente a todos y lo puso contento a él, al encontrar una distracción para Draco, mientras el estaba con Bellatrix.

Past LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora