Past Life

XIII

Estaban en la sala privada de la mansión, que, para el disfrute de su abuelo, se encontraba justo en el centro del lugar, interconectando las demás habitaciones y dando un lugar donde todos los individuos de la casa podían reunirse en cierto momento, tal vez una ilusión de unión familiar a pesar de que había echado a su hija en cuanto se enteró de que estaba embarazada de un muggle y, por lo tanto, había arruinado la línea familiar por completo. Demostrando que no apreciaba demasiado a su sangre si esta no cumplía sus expectativas y sus reglas.

Pero fuera de ese amargo pensamiento que lo albergaba cada que entraba al lugar, Sirius y el estaban sentados sobre el sillón más grande de la sala, que habían movido hasta ponerlo frente a la chimenea y poder estar calientes el resto de su conversación, que por el momento habían dejado estar, prefiriendo el silencio entre ambos, para poder ordenar tanto sus pensamientos, como lo que sentían al respecto de todo.

El sangrepura, ya sin ninguna vergüenza de por medio estaba recostado en el respaldo del sillón, con su vista en el techo de la habitación y un cigarrillo a medio terminar en su mano, que se movía rítmicamente para fumar cada cierto tiempo y que hacía que rozara su pierna cuando el movimiento se realizaba, pues el mismo estaba semi acostado con la diferencia de que tenía sus piernas sobre el sillón, recogidas para recargarse en sus rodillas y tambien fumar al lado de Sirius, dejando de lado toda pretensión que pudiera tener frente a Draco, sobre ser una buena figura a la cual seguir y recayendo en viejos y malos hábitos, que en definitiva había extrañado.

A los pies de Sirius, estaba la segunda botella de vino que había traído consigo y una tercera, que el Gryffindor había sacado de su almacén privado, el desvergonzado, suponiendo que necesitarían aún más vino, siendo que él no tenía ninguna otra bebida fuerte en casa, y que al amanecer ambos tendrían una resaca terrible con la cual lidiar, hasta que encontrara alguna poción entre sus suministros para aliviar el dolor.

—¿Cómo pudo sobrevivir? Sabes que era improbable que lo hiciera — se atrevió a decir por fin, viendo que Sirius se reacomodaba en el sillón para seguir acostado, pero ahora mirarlo en todo momento. Y dando una calada más al cigarro, el ojigris expulso el aire que rozo su rostro inevitablemente y le respondió.

—No sabemos y todos dijeron lo mismo, fue un milagro según Lily.

Por supuesto que sonaba como eso, dado que la probabilidad de que sobreviviera después de haber gastado su magia a ese nivel y de que su cuerpo estuviera tan malherido, era un milagro puro, más si le sumaban las condiciones precarias en las que Regulus se había encontrado, sin agua, comida o ayuda médica fundamental, que lo habían hecho quedarse en medio de un círculo de fuego durante semanas, deshidratándose a cada segundo, lo que tambien debió de haberlo matado.

Sin embargo, no queriendo cuestionar más aquel suceso, cuando era cierto que si alguien merecía un milagro en medio de su vida, era Regulus, solo respondió sarcásticamente —Ya era hora de que alguien tuviera suerte en medio de la guerra.

Dándole la razón, Sirius siguió fumando y el decidió hacer lo mismo, esperando que el otro decidiera hablar cuando quisiera y no demasiado después, siguió con la historia de la guerra.

—Cuando Reg estuvo a salvo y sanándose, decidí darle esa información a la Orden, aunque Dumbledore ya sospechaba de ello desde que Voldemort empezó a perder su forma humana.

Estirándose sobre Sirius para tomar la segunda botella de vino, tarareo en comprensión al saber que Dumbledore siempre sabia demasiadas cosas, pero parecía incapaz de compartirlas con los demás.

—Me siento algo tonto por no sospecharlo como el, sabes, desde que conocí a Voldemort ya tenía cambios físicos importantes en él. Era un hombre increíblemente guapo, pero no podías mirarlo sin sentir terror por sus ojos, que, para nada naturales eran de un color rojo— comento, pensando en el fondo que de verdad todas las señales hain estado frente a él, desde el interés mal sano de Lucius en el tema de los Horrocruxes, a las deformaciones físicas y mentales que el Señor Oscuro había sufrido paulatinamente.