Ella era la mujer más hermosa que él jamás hubiese visto.
De eso no le cabía duda alguna.
Su amor era algo completamente imposible. Eran enemigos por naturaleza. Era una completa locura pensar que ellos podían estar juntos; pensar que ellos tenían sentimientos el uno por el otro, era como pensar que un vampiro podía enamorarse de un lobo, o un ángel de un demonio. Era parte de su naturaleza el tener que odiarse, pero el amor, no conoce razones. Simplemente se da y listo.
A él no le interesaba en absoluto el hecho de que ella era una enemiga. Su corazón había sido robado desde el primer momento en el que la vio, con sus rizos castaños cayendo suavemente sobre sus hombros, y sus ojos oscuros que parecían tener un imán directo con su alma. Era la mujer de sus sueños.
Había encontrado el amor. No sabía ni su nombre aun, pero sabía que ella era la indicada. La oleada de mariposas que revoloteaban en su estómago, le decían que era la dueña de su corazón. Sin importar el contexto, al igual que la historia de Romeo y Julieta, ellos debían estar juntos.
Por su parte; ella sintió miedo. Pero no miedo de él, miedo de lo que podía pasarles. Si bien, también había sido flechada por el amor, era un poco más consciente de que lo suyo sería muy difícil, podían castigarlos a ambos con el exilio, la tortura o peor aún, la muerte. Eso le daba terror y le ponía los pelos de punta, y le parecía lo más romántico del mundo. Un amor clandestino lo hacía más divertido.
Era momento de ver quien era más fuerte en esta guerra; si dos jóvenes enamorados, o una disputa entre piratas y sirenas que venía desde el inicio de los tiempos. Ellos apostaban y arriesgaban a su amor.
Tendrían que matarlos para evitar que estuvieran juntos.
En las costas de la playa, todo estaba tranquilo.
Stefan esperaba a su amada ansioso. Hacia un mes que no la veía, y si pasaba un día más sin estar con ella, moriría de angustia y tristeza. Pero ese mes sin verse, era todo parte de un plan. Que estaba siendo llevado a cabo.
Ambos habían quedado en encontrarse en ese lugar hace un tiempo. Para fugarse juntos y poder vivir su amor en paz. Si se quedaban cerca del océano, corrían peligro de que los vieran, y serian perseguidos de por vida.
No entendían el porqué, después de todo, ellos no le hacían daño a nadie. Eran dos jóvenes que habían encontrado el amor verdadero, y solamente querían ser felices. Pero claro, con ese simple discurso, no convencerían a su pueblo. Las tradiciones de años, son más importantes que el romance entre dos chicos de apenas 20 y 22 años.
Durante mucho tiempo habían planeado su escape. Solían encontrarse a medianoche en el océano. Cuando todos los piratas de la tripulación roncaban como leones, y las sirenas estaban descansando también. Stefan se ofrecía voluntariamente a quedarse despierto toda la noche vigilando y dirigiendo el barco. Mientras que Jema aprovechaba y subía a la superficie para ver a su amado.
No podían tocarse, tampoco besarse o abrazarse. Lo único que podían hacer, era mirarse el uno al otro, desde el océano y lo alto del barco, y susurrar unas cuantas palabras para tener una conversación. Ambos estaban bien con eso, bastaba solo la presencia del otro para que estuvieran felices. Enamorados.
No era mucho el tiempo que pasaban juntos a escondidas de sus pueblos. Una hora por noche, tampoco podían arriesgarse demasiado. Stefan estaba dispuesto a todo por Jema, incluso a ser castigado con la muerte. Pero no podía descansar tranquilo, sabiendo que a ella también podían castigarla de formas duras y hostiles. Los piratas no se mostrarían empáticos con su amor.
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Renacimiento
Fantasy"Es demasiado tarde. No podemos hacer nada, ahora todo depende de ustedes." (SEGUNDA TEMPORADA DE "LA SOMBRA BRILLANTE, ENCERRADA")