-¿Sabes hacia donde tenemos que ir?- Preguntó Ailey.
Ameth sonrió de costado con la delicadeza de una flor. Le causaba ternura la inocencia de Ailey.
-Por supuesto que lo sé linda. Soy una vidente. Siempre sé cuál es el camino correcto- Dijo con ese aire de superioridad que comenzaba a caracterizarla, y a poner de punta los nervios de Ailey.
Ailey no se fiaba un pelo de Ameth. Era una alarma interna que le decía que no debía confiar en ella. Su manera de comportarse la irritaba por completo. Todo el tiempo actuando como si supiera absolutamente todo y los demás fuesen unos ignorantes. La elegancia con la que caminaba, la sutileza para respirar o parpadear, los movimientos tan calculados que hacia como si se creyera mejor que el resto era algo que Ailey no lograba procesar aun.
No estaba menospreciando a Ameth. Sabía que era poderosa. Es muy útil tener una brújula exacta cuando estás perdido. Y si, quizás leer mentes fuera de gran ayuda. Pero tampoco era la gran cosa. Todos allí eran fuertes. Megan controlaba la oscuridad a su antojo, por ejemplo. Era una gran luchadora que no se rendía fácilmente sin antes dar una buena batalla. Ameth se comportaba como si tuviera la capacidad para hacer que un dios se arrodillara frente a ella.
¿Y si Ameth se comportaba así porque era capaz de hacer que un dios se arrodillara frente a ella? ¿Era eso acaso posible? No. No había forma en el universo. Aquella chica podía meterse en tu mente y ver tus pensamientos, pero no podía controlarte a tu antojo ¿O sí?
Pero más allá de todo eso, Ailey sabía que esos no eran los principales motivos por los que Ameth no era de su agrado. El principal motivo era porque estaba celosa.
Ameth era rubia de cabello corto y ojos verdes. Muy bonita a primera vista. Demostraba confianza en sí misma y mucha seguridad. La forma en la que pensaba y deducía las cosas la hacía parecer una detective privada. Era alguien interesante con aires misteriosos que te invitaba a querer saber más de ella ¿Y si Félix quería saber más de ella? ¿Y si pasaba algo parecido a lo que ocurrió con Skyler, que resulto estar completamente loca? La simple idea le revolvía el estómago a Ailey.
-¿Y a donde tenemos que ir?- Preguntó Ailey.
-Si seguimos por este sendero, en un día deberíamos llegar al Támesis- Dijo Ameth.
Félix abrió los ojos de golpe y casi pierde el equilibrio al detenerse tan bruscamente.
-¡¿EL TAMESIS?!- Preguntó exaltado- ¿Dónde demonios se supone que nos trajiste?-
-Estamos cerca de Londres- Dijo Avalor amablemente- En Inglaterra-
Félix sintió que le daban una bofetada con toda esa información.
-Pero...pero hace tan solo unas horas estábamos del otro lado del océano pacifico ¡En Canadá!-
-¿Vienen de Canadá?- Preguntó Avalor sonriente- Ya me parecía que no eran de aquí, tienen un acento peculiar. Mi mamá es de Estados Unidos. Pero al conocer a papá se quedó a vivir aquí-
-Que romántico- Dijo Ailey devolviéndole la sonrisa a Avalor.
-Que asqueroso- Dijo Megan.
-¡Estamos en Londres!- Gritó Félix- ¿Por qué no nos avisaste que nos transportarías de Canadá a Londres?- Preguntó Félix visiblemente molesto-
-¿Qué es Inglaterra?- Preguntó por lo bajo Ailey a Avalor. Megan disimuladamente, escuchó la explicación para saber de qué cuerno estaban hablando.
Era comprensible que el hada y la demonio estuviesen algo perdidas con respecto a su ubicación geográfica. Después de todos, ellas vivían en mundos apartes. Ailey en el reino de las hadas y Megan en el mundo de los demonios. La única vez que habían salido al mundo real, fue para hacer la misión contra los Persecutors el año pasado.
-Es un país. En todo el mundo hay países que se dividen en pequeñas ciudades. Es para marcar territorios- Dijo Avalor muy resumidamente.
-Pero no deja de ser tierra ¿Por qué se apropian de ella y le dan nombres distintos?- Preguntó Ailey.
-No lo sé- Dijo Avalor encogiéndose de hombros- Que yo sepa, siempre ha sido así. Supongo que es para diferenciarse de otras personas-
-Pero las personas son todas iguales- Dijo Megan- Aburridas y patéticas. Tendría sentido si nosotros nos diferenciáramos de esa forma. Un demonio y un hada no pueden convivir en el mismo lugar. Pero los humanos si porque son iguales-
-Creo que se basa más en temas de cultura e identidad- Dijo Avalor pensativo. Megan y Ailey le caían bien. Eran agradables.
-No entiendo por qué estás tan enfadado- Dijo Ameth sin dejarse intimidar por Félix- Eres un vampiro de 500 años. Estuviste en casi todo el mundo ¿Qué es lo que te sorprende?
-Podrías haber avisado-
-Fuiste tú el que vino desesperado por ayuda. Te conseguí a uno de los seres más poderosos de la tierra- Dijo Ameth señalando a Avalor.
Félix miró con recelo a Avalor. El peliblanco lo notó y desvió ligeramente su mirada. No quería tener problemas con el vampiro.
Por su parte, Félix tenía sus ligeras sospechas sobre Avalor. Insistía en que no podía mostrarse tan calmado todo el tiempo. Algo debía hacerlo enojar, debía haber algo que lo hiciera salirse de sus casillas. No había forma de que fuese tan positivo todo el tiempo.
El que Félix no entendiera la constante tranquilidad mental de Avalor, tampoco implicaba que quisiera averiguar si había algo que lo hiciera enfadar. Eso a Félix lo tenía sin cuidado. Si Avalor quería consagrarse como la persona más feliz y honesta del mundo, bien por él. Felix seguiría en su miserable y monótona vida de siempre.
¿A quién quería engañar? Los celos de Félix podía verlos hasta una persona ciega. Estaba celoso de Avalor y Ailey. Era obvio que a ella le resultaba agradable él. Y no era para menos, quizás sino fuese por los celos atragantados que Félix tenía en la garganta, a él también le habría caído bien Avalor. Era imposible odiarlo. Con su sonrisa podía conmover hasta un demonio. Incluso Megan parecía no desagradarle el chico.
Félix había notado que Ailey había sonreído un par de veces. Y no eran sonrisas forzadas para que nadie le preguntara si se encontraba realmente bien. Eran sonrisas sinceras. Felix amaba ver a Ailey sonreír, pero no le gustaba la razón por la que sonreía. Todas esas sonrisas habían sido provocadas por Avalor. Y eso le molestaba, debía ser él quien hiciera sonreír a Ailey. Pero probablemente si lo intentara, ella le gritaría hasta el cansancio.
-Bien- Dijo Félix. Quien hace rato había dejado de escuchar a Ameth y se había centrado en lo que hacían Ailey y Avalor. ¿De que estarían hablando y porque en voz baja? Félix apretó un poco la mandíbula e intento relajarse. Por más celoso que estuviera, no podía hacer nada. Él no podía meterse y no tenía derechos a nada. Solo podía observar y apretar los puños pensando en que el aire era el cuello de Avalor.
-Para que no te enfades, te aviso que el próximo destino es Noruega. Según leyendas de humanos y sirenas, Leviatán siempre ha sido visto por las frías y aterradoras aguas de la costa de Noruega- Dijo Ameth cruzándose de brazos.
Félix tardó un momento en asimilar lo que Ameth le decía.
-¿Noruega?- Preguntó perplejo.
-Si ¿Por qué? No vayas a decirme ahora que ese país te da miedo-
-No- Dijo Félix- No pasa nada. Vayamos a Noruega-
No pasaba nada, lo único que ocurría, es que Félix ya había estado en Noruega una vez. Hace 500 años.
Cuando todavía estaba con vida.
Holiiiii!!! Como estan???
Espero que les guste la novela hasta ahora! El proximo capitulo sera interesante!!!
Foto de Félix para mis bellas lectoras :3
pd: Félix celosito
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Renacimiento
Viễn tưởng"Es demasiado tarde. No podemos hacer nada, ahora todo depende de ustedes." (SEGUNDA TEMPORADA DE "LA SOMBRA BRILLANTE, ENCERRADA")