Capítulo 2

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Él se quedó perplejo frente a ella, sin mover un musculo siguiera. Podrían haberlo confundido fácilmente con una estatua.

La reacción en su rostro era la de alguien que acababa de ver su peor pesadilla volverse realidad frente a sus ojos. Ailey era consciente de que ello podría pasar, se había preparado psicológicamente a sí misma para afrontar cualquier situación que se le presentara con el vampiro. Pero en aquel momento frente a él, se sintió derrumbarse por dentro. Imaginar esos ojos verdes y tenerlos frente a ti, a tan solo un metro de distancia era un millón de veces más difícil de lo que Ailey había pensado; y más aún si la miraba de aquella manera, como si tuviese un fantasma frente suyo.

-Félix- Repitió Ailey intentando parecer indiferente, aunque era consciente de que estaba templando como un frágil pétalo de rosa.

-¿Qué quieres?- Soltó él de repente, con una frialdad que recorrió el cuerpo de Ailey como un toque de electricidad.

-Necesito hablar contigo- Insistió ella.

-Eso lo has dicho antes- Dijo él- Me refiero a porque estás aquí ¿Con que motivo?-

-¿Puedo pasar?- Preguntó ella.

Félix pareció salir de su trance y asintió incómodamente, haciéndose a un lado para que ella pudiese ingresar al departamento. Todo estaba pulcro y ordenado. Algo obvio, pensó Ailey, Félix era una persona organizada y que le gustaba tener todo bajo control, eso se reflejaba en su manera de vivir, el departamento era pequeño pero parecía un rompecabezas, todo encajaba a la perfección con todo.

Él le indico que se sentara en el sofá y al cabo de un segundo él estuvo junto a ella, con su debida distancia. La tensión que había en el aire podía cortarse con un par de tijeras.

-¿A qué has venido?- Preguntó Felix- ¿Cómo me has encontrado?

-Brad- Dijo ella- Me he puesto en contacto con él para poder localizarte-

-No deberías estar aquí. Es peligroso- Dijo Félix desviando la mirada.

Ailey frunció el ceño, no sabía exactamente a que se refería Félix con "es peligroso". Si al hecho de que un hada estuviese entre humanos, o la incómoda situación que se estaba viviendo entre ellos dos. Por descarte, supo que era la segunda opción, Félix no quería que ella estuviese cerca de él. Le hubiese gustado sentir lo mismo, pero a pesar de todo, todavía sentía esa extraña sensación en el estómago cuando estaba con Félix.

-Si no fuese de vida o muerte lo que me ocurre, no estaría aquí. Créeme- Dijo Ailey con total sinceridad, cuando Félix le había dicho que debían separarse, ella pensó que nada le podía doler más en el mundo, pero al parecer, la mirada indiferente de Félix era más poderosa que cualquier magia que utilizara cualquier demonio.

-¿Y qué es tan grave como para que estés aquí? ¡Habla de una vez Ailey!-

-¡El reino de las hadas! ¡Mi hogar está corriendo peligro!- Dijo ella de golpe.

Félix guardo silencio un momento antes de volver a hablar.

-¿Qué ocurre?-

-Las plantas se están marchitando, la flora está muriendo, y la naturaleza es la fuerza vital de las hadas. Si ella está enferma, la magia desaparece. Nos debilitamos Félix. Estamos muriendo lentamente...-

-Ailey...-

-Nuestro portal. Los arboles jacaranda, sus flores lavanda han comenzado a marchitarse y caer; y si la última flor cae, dejando desnudo al árbol, la magia desaparece, todo muere marchitado, incluyendo a las hadas-

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora