Capítulo 14

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Avalor y Ailey caminaban uno al lado del otro en completo silencio.

A ella le parecía muy agradable él. De hecho, le parecía alguien muy noble, había desobedecido a sus padres para ayudar a una completa desconocida y eso era un gesto muy lindo de su parte.

-Ailey- Dijo Avalor tímidamente. Ella se dio vuelta para mirarlo. El chico era bastante más alto que ella.

-¿Qué sucede?-

-¿Te molestaría contarme como son las cosas en tu mundo?-

Ailey esbozó una sonrisa.

-¿El reino de las hadas? Cielos, por dónde empezar. Es un bosque encantado, solamente hay mujeres allí. Vivimos en árboles y pequeñas casas hechas con materiales naturales. También hay lagos con animales acuáticos. Y existen todo tipo de flores y plantas-

-¿Es cierto que las flores de las hadas conceden deseos?-

-¿De dónde sacaste eso?- Preguntó ella frunciendo el ceño.

-De los cuentos de hadas- Dijo Avalor- La gran mayoría dice que sus flores son mágicas y pueden concederte un deseo-

-Bueno, eso no es verdad- Dijo Ailey sonriendo- ¿Qué más dicen los cuentos de hadas sobre nosotras?-

Avalor se quedó callado un momento mientras intentaba recordar-

-Que miden 15cm... Y que son amigas de todos los animales-

-Bueno, como podrás ver, no medimos 15cm. Y tampoco es que nos llevemos tan bien con todos los animales. Solamente con algunos-

Avalor sonrió con dulzura.

-¿Y qué hay de ti?- Preguntó Ailey.

-¿De mí?-

-Si- Dijo Ailey esquivando una rama- Eres un símbolo ¿Cómo es eso?-

-Bueno, no es tan lindo como parece. Por alguna extraña razón, los genes de los símbolos generan repulsión en las personas. Siempre he sido rechazado en todos lados, solamente algunas personas logran aceptar a los símbolos. Pero desgraciadamente jamás conocí a alguien que me aceptara totalmente. Hice la escuela en casa y las únicas personas con las que me junto son mis padres, mis abuelos y los demás símbolos-

-¿Jamás tuviste amigos?-

-Nunca- Dijo Avalor agachando un poco la mirada, pero sin dejar de sonreír.

Ailey se preguntó cómo era eso posible, el chico había tenido una vida bastante dura. Debe ser difícil sentirse solo, si bien tenía a su familia, en algún momento debe haber deseado tener alguien con quien hacer sus cosas de niño o salir con amigos. Pero Avalor era distinto. Él contaba sus anécdotas y seguía sonriendo igual. Se notaba que era de esas personas que siempre le veía el lado positivo a todo e intentaba sacarte una sonrisa incansablemente.

Sintió de repente un escalofrió. No era la primera persona que conocía que estaba sola. Miró a un costado y vio a Félix mirándola también. Cuando sus ojos se cruzaron con los de él, agacho su mirada avergonzado. Félix también estaba solo. Félix estaba completamente solo. Avalor por lo menos tenía a sus padres y su familia. Félix no, y desde hace 500 años que estaba solo.

Ailey se dio cuenta de que a veces ella era algo dura con él. Jamás se había puesto a pensar en todos los años que Félix había estado solo. Y sin embargo seguía mostrándose fuerte, al contrario de Avalor, Félix casi nunca sonreía; siempre estaba serio y parecía enfadado, pero ella mejor que nadie sabía que esa era una máscara que el mismo se ponía. Quizás para ocultar todo el dolor con el que estaba cargando sobre sus hombros.

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora