Una agridulce despedida

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Hace algún tiempo atrás, me atreví a preguntarme, ¿Cómo sería la mejor forma de contar esta historia? Creí que debería empezar con el final, porque es la forma en que suele leer las historias Nicole, o debería comenzar por el capítulo siete, como siempre hace Julia, cuando empieza a leer un nuevo libro, pero entonces lo pensé mejor y creí que debería empezar contando todo desde el inicio, como prefieren Raquel y Alisson. Pero seguía sin saber qué historia seria esta, porque hubo un tiempo donde no creía que esta sería una historia de amor, pero si una historia sobre el amor, así que seguía sin saber cómo contarla, si empezar diciendo que esto era una historia de amor o empezar diciendo que esta era una historia sobre el amor, pero ninguna de las dos formas, me seguía pareciendo correcta. Y después de pensarlo por mucho tiempo, llegue a la conclusión que no necito elegir como contar esta historia, cualquier forma es la adecuada, porque esta historia ha sido de amor, sobre el amor, sobre la amistad, la familia y las segundas oportunidades. Esta historia ha tenido de todo un poco, así que creo que, para contar esta historia, empezaría diciendo... Había una vez, una historia que sido contada tantas veces y de diferentes formas, con la única diferencia, es que esta historia te habla sobre las estrellas y los misterios del universo, mientras mezcla eso con el día a día y con aquello que sucede en nuestras vidas.

Vamos danzando por el infinito

Tratando de esquivar una lluvia de meteoritos

Camino hasta la cocina y busco una copa, saco una botella de vino y me sirvo un poco. Recuesto mi cadera en el mesón de la cocina mientras le doy un sorbo al vino. Dejo la copa sobre el mesón y cierro la botella, antes de recuperar mi copa y volver a la sala. Muevo la copa entre mi mano mientras me recuesto en una de las paredes de la enorme sala principal y dejo que mis ojos recorran la habitación. Sonrió mientras veo las paredes blancas con molduras de un café muy claro, las ventanas que dan al enorme jardín, la chimenea que tiene ese toque antiguo mezclado con lo moderno y que ahora su fuego está calentando la habitación. Mi mirada va hacia las fotografías que decoran una de las paredes de la sala. Trato de no mirar las cajas que aún siguen esparcidas por algunos rincones de la sala, porque aún no hemos tenido tiempo de organizar todo. Pero a pesar que aún hay tantas cosas por hacer, nosotros no tenemos prisa, lo estamos tomando con calma, tomándonos nuestro tiempo para que todo se vea perfecto, porque ambos hemos entendido que gran parte del viaje, no es llegar, es el paisaje, el camino que recorremos.

Una suave música empieza a sonar por alguna parte de esta casa y giro mi cabeza hasta encontrar a Simón, de pie en la otra esquina, mirándome.

—¿Qué? —le pregunto.

Él se cruza de brazos y me sonríe antes de mover su cabeza.

—Nada. —me responde mientras su mirada se dirige hasta la pared llena con fotografías. Colgamos esas fotos hoy en la mañana, fue un problema decidir qué fotos irían en la pared y que fotos no—Es solo, que, míranos, estamos en nuestra casa.

Le sonrió, porque yo entiendo muy bien ese sentimiento, la emoción que sentí cuando las primeras cajas fueron abiertas y empezamos a desempacar. La forma en que sus cosas se mezclaron con las mías, la forma en que nuestras vidas estarías mezcladas de ahora en adelante. Se siente como un sueño.

—Estas feliz. —le digo.

Él asiente con la cabeza en mi dirección, aunque lo que yo acabo de decir no era una pregunta, era una declaración. Porque ambos sabemos que estamos felices y mi corazón se acelera al saber cómo poco a poco estamos, de una u otra forma, cumpliendo las promesas que nos hemos hecho.

—¿Tú eres feliz? —me pregunta Simón.

Vuelvo a mirar alrededor del lugar, mirando todo y al final mi mirada se detiene en él.

Cuando las estrellas forman constelaciones  [Serie escrito en las Estrellas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora