Cuando las estrellas forman constelaciones [Serie escrito en las Estrellas #3]

Nada cambia por aquí

¿Cuántas veces no hemos deseado poder regresar el tiempo? Regresar y así poder evitar tomar aquella decisión que en el fondo siempre supimos que era un error, pero que sin saber porque, decidimos tomarla. Cuantas veces no deseamos poder regresar algunas palabras hirientes que le dijimos alguien que amamos, o simplemente regresar palabras que no queríamos decir. Regresar y evitar tener que realizar un control de daños. Pero no se puede regresar en el tiempo, ni siquiera para volver a los buenos momentos, esto es todo lo que tenemos. Hubo varias veces en mi vida, donde quise regresar el tiempo, una de ellas fue cuando me enteré que Nicole amaba a Gabriel y que él la amaba a ella. Quise retroceder el tiempo y advertirme que, por favor, trate de evitar a toda costa enamorarme de Gabriel Avery. ¿Hubiera funcionado aquella advertencia? ¿Pude haber evitado la tragedia de tener un corazón roto? Tal vez, de todas formas, nunca sabré las respuestas. Está bien ahora, las cosas empiezan a mejorar poco a poco, ahora al verlos, ya no duele como al comienzo, ya no siento esa daga clavada en mi pecho, provocando un dolor sordo y constante. Ahora incluso creo que estaba siendo melodramática al sentir que me ahogaba en agua congelada cuando los veía juntos, pero sé que no estaba sobreactuando, en aquel momento, se sentía así. Y no se desde que momento dejé de sentir eso, solo recuerdo que la semana pasada estaba cenando con ellos y no me dolió verlos, disfrute la velada, me reí e incluso participe de una conversación sobre su bebé. Porque ahora solo duele un poco, un porcentaje tan pequeño en comparación a como dolía al comienzo, duele de una manera que me resulta soportable, y a pesar que la herida arde algunas veces, es tolerable, ya no me asusta o desespera que aun duela, ya no siento que vaya doler eternamente. Siento esperanza, que llegará un momento en que dejará de doler del todo, que aquella herida va a cicatrizar por completo y dejará de arder, siendo solo un recuerdo de algo que jamás estaba destinado a ser.

—Fortuitamente, todo pasa.

Después de mi momento de reflexión sobre retroceder el tiempo y amores no correspondidos, me quedo de pie afuera de las puertas del laboratorio mirando como las gotas de lluvia caen contra los autos, los paraguas, el piso. Me resulta algo relajante ver como la lluvia moja todo y me resultaría aún más relajante si hubiera recordado traer mi paraguas ¿Por qué siempre olvido traerlo? Vivo en Seattle aquí llueve todo el tiempo, un paraguas es algo indispensable, pero al parecer no lo es para mí porque nunca llevo uno. Y como las desgracias nunca vienen sola, justo hoy tenía que estacionar mi auto fuera del edificio, los laboratorios tienen un excelente estacionamiento subterráneo para sus trabajadores, pero yo justo hoy, decidí estacionar mi auto una cuadra más abajo porque es sábado y solo venía a ver un informe que olvidé en mi oficina. Creo que tarde no más de veinte minutos y eso fue el tiempo que tardo en caer una fuerte lluvia.

Hola, Dios, soy yo de nuevo. ¿Serias tan amable de tirarme un paraguas del cielo?

Seguro Dios, se está riendo de mi en este momento. Diciendo que esto me pasa por mentirosa, y Dios tendría toda la razón. Tal vez y deba caminar en la lluvia para tratar de limpiar mis pecados, porque para alguien que no es buena mintiendo, como lo soy yo, he podido sostener esta mentira por demasiado tiempo. Ya han pasado dos meses desde que esta mentira empezó, han pasado un mes y tres semanas desde que estuvimos en Boston y Jessica pidió seis meses de prórroga, ya quedan solo cinco meses, ya solo quedan dieciocho semanas para que su divorcio finalice y aún no hemos hablado sobre que va a pasar después, sobre en qué momento esta mentira llegará a su fin. Porque esta mentira debe terminar en algún momento, no podemos mentir por siempre, eso no es correcto.

—Al parecer lo adicta al trabajo es algo de familia. —Me dice Nicole.

Ella me sonríe antes de bajar su paraguas y pararse a mi lado. No puedo evitar el alivio que siento al verla y, sobre todo, ver su paraguas negro.